La cantinela de hoja perenne para salvar a España, aparta de mí ese cáliz, empieza a cansar por repetitiva y monótona. Bien sabido es que las mentiras y las vaguedades de tanto escucharlas se pueden interpretar de dos distintas maneras. Una terminando por aceptarlas como verdad, aunque la verdad de verdad en estos tiempos que corren hacia a tras asuste si se mira adelante. La otra forma de entenderla es llegar a la conclusión que la trola cansa aunque venga vestida de cantinela populista y paternalista. Porque eso de que todos tenemos que meter el hombro y ser austeros para salvar a la patria, los bancos y de camino unas migajas para los abajo, y así, que todos contentos y tranquilos despidiendo este poco feliz año y lo que se nos vienen encima no es moco de pavo, con lo que se viene palpando y sufriendo, pese a las felicitaciones oficiales de rigor que son pura rutina política y comercial.
Una muestra más de la mala salud que padece el pueblo español es el discurso del Rey de España don Juan Carlos que, con todos mis respetos como demócrata y republicano, veo que es más de lo mismo, eso sí, susurrando un poquito el sonado escándalo nacional del comportamiento “poco acertado” del yerno de sus Majestades, con su cantar de que “todos los españoles somos iguales ante la ley”. Yo recomendaría a quienes así lo consideran, -especialmente a los desmemoriados socialistas con nómina a cargo de los contribuyentes, que lean el Juan de Mairena de Antonio Machado, que sin ser los chicos del 15-M, todavía continúa siendo una verdad vigente, clásico ejemplo para este país de conversos, porque no es igual la vedad que proclame el rey Agamenón que la de su porquero. Y aquí en España son muchos los porqueros, que lo están pasando mal sin haber siquiera robado una espuerta de aceituna para que junto con un poco de queso y pan poder entretener el hambre.
La situación está muy mal y puede empeorar, y para más burla nos quieren meter gato por liebre con el señuelo de subir las pensiones el año que llega, a partes iguales tanto para los que cobran una miseria como para los que la tienen holgada, esto último más si han sido políticos y cargos importantes, que no ejemplares, del mundo de las finanzas. Por lo tanto sopesemos como dice su Majestad, que la justicia es para todos iguales y todo lo que hay en España es de los españoles. Porque la corrupción de cada día es desafiante y dura de rostro. Y es que lo de dar duro y con un palo para «salvar a España de la crisis” llega con algún retraso debido a que estamos en vísperas de las elecciones en Andalucía, y el PP para lograr que Arenas se alce con la victoria, retrasará las duras y poco deseadas medidas que, por supuesto, no van a favorecer a los menos “favorecidos”, sino que recortarán bastante lo que tantos años de luchas nos ha costado.
Es decir, lo de siempre, mucha retórica para ocultar las verdades del barquero por una clase política que ignora lo que significa la ética y la razón y se niega a hablar de corrupción con todas las de la ley, que desecha leer el Juan de Mairena, no para asumir su filosofía, sino al menos mentir siquiera con más “salero” y reconocer que el pueblo no tiene nada de tonto. Tal vez por no tener la sangre azul.