Sociopolítica

Neandertales en Estrasburgo

San Isidoro escribió en latín una obra enciclopédica a la que puso por título Etimologías. Ese fue el cauce por el que la cultura romana desaguó en la visigótica, la fecundó y pasó el testigo en la carrera de relevos de la historia a lo que con el correr de tiempo sería hispanidad. La etimología es la madre de la sabiduría y el latín es el paterfamilias de nuestra etimología. Traditio significa entrega y de esa palabra viene tradición: el conjunto de los conocimientos, doctrinas y costumbres que se transmiten de generación en generación. Proditio, en cambio, significa traición (el antónimo de tradición), y traidores son los parvenus de Estrasburgo que han decidido descolgar los crucifijos de todos los centros docentes de la Unión Europea. Claro abuso de autoridad y estupidez evidente, pues estúpido es, como asegura la traditio, quien escupe al techo de su casa. La cruz es símbolo, muy anterior al cristianismo, que representa el cruce de la verticalidad del macrocosmos (el anima mundi) con la horizontalidad del microcosmos (la sociedad y la historia). Cruces por todas partes y en todas las culturas: cruz egipcia, cruz griega, cruz latina, esvástica, lábaro, lauburu y hasta cruz roja. ¿Qué harán con ésta? ¿Prohibirán también, por ser ideogramas de origen religioso, el yin y el yang del taoísmo, la media luna musulmana y el aum hinduista? El hombre de Neandertal carecía de la capacidad cognoscitiva necesaria para entender los símbolos, reconocerse en ellos y compartirlos con el prójimo. En eso, más que en los rasgos de la anatomía, se diferenciaba del hombre de Cromagnon. Con éste, capaz ya de agruparse en torno a ideas abstractas, valores morales e imágenes alegóricas, el ser humano se transformó en animal sociable, en zoon politikon, y la historia se puso en marcha. Patética es la incultura y voluntad de parricidio de los neoneandertales de Estrasbusgo. ¿No han leído esos chicos de la LOGSE ultramontana y progresista a Jung y a Campbell? ¿No dan de sí sus molleras zejijuntas lo suficiente para entender que el Crucifijo simboliza el impulso de ascensión y regeneración que in illo témpore obligó al mono a erguirse? ¿Tendremos que volver a gritar, como lo hizo Unamuno, que se europeícen ellos? Berlusconi se ha plantado. ¡Ave, César! In hoc signo vinces. ¿Qué hará Zapatero? ¿Qué dirá Rajoy? Por cierto: el autor de esta columna no es cristiano. Es pagano y nietzscheano, pero más amigo de la verdad que de Platón.

Sobre el Autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.