Por José Yorg, el cooperario
Los acontecimientos luctuosos ocurridos en Curuguaty indican incontestablemente la necesidad de iniciar una nueva FUNDACION NACIONAL sobre otras bases democráticas participativas ,capaces de garantizar una convivencia pacífica dentro de la cual sea posible encarar los cambios estructurales que clama el agotado esquema productivo.
Estos angustiosos sucesos han interpelado a los componentes de los tres poderes del Estado, evidenciado gravísimas incompetencias que imperativamente requieren sanas correcciones en bien de la Nación paraguaya y sus habitantes.
La matanza de campesinos y policías de ese mismo origen durante el desalojo de un campo de dudosa propiedad el viernes en Curuguaty revela una antigua injusticia social devenida de la propiedad de las tierras denominadas malhabidas en el Paraguay.
La prosperidad y el bienestar sobre bases equitativas sólo serán posibles en un Estado de Derecho en el que el respeto irrestricto a la ley por parte de todos y todas sean la mayor seguridad jurídica que exhiba la Nación paraguaya.
¿Cual es el remedio jurídico-ético-moral y patriótico que exige la hora histórica paraguaya? Es la de abrir de manera expedita un Proceso Constituyente General en el Paraguay.
Replico aquí y ahora mismo lo escrito en otro artículo porque considero repetirlo tantas veces sea necesario a fin de que tome plena conciencia de lo que venimos hablando:
El origen de la pobreza, elemento primigenio de violencia política gubernamental, dispara a su vez la espiral de violencia execrable como los robos, torturas, crímenes y violaciones que tienen su plataforma en el retardo del desarrollo económico que impide el proceso de nuevas y vigorosas fuerzas productivas como el cooperativismo.
Devienen casi inútiles los programas de asistencias a los campesinos puesto que son insuficientes ante la afrenta de pauperización del sector, es imprescindible la promoción e implementación de un Plan Nacional de Reforma Agraria Integral, Sustentable y Solidaria con Base Cooperativa.
Paraguay es, al igual que todo país latinoamericano, y a todas luces, un país subdesarrollado, demorado en su proceso económico desde el año de 1870 tras la guerra genocida denominada “Triple Alianza” cuyo objetivo fue destruir un modelo independiente construido sobre la base de justicia social.
¡Ahora es tiempo de romper esas verdaderas camisas de fuerzas que constituyen la concentración malhabida de tierras, un Estado desfasado y líderes políticos retardatarios, incapaces de concitar la voluntad política nacional dirigida a derrumbar las causas estructurales que traban el desarrollo paraguayo!
¡En la fraternidad, un abrazo cooperativo!