“No hacemos nada porque no tenemos el dinero necesario”, decía Keynes en 1930 a un comité gubernamental que investigaba las causas de la crisis económica. “Pero es precisamente porque no hacemos nada por lo que no tenemos dinero”.
Por mucho que se bajen los tipos al 0%…los bancos españoles siguen sin prestar a una persona en paro y sin avales.
¡Como no hay dinero, aunque bajen los impuestos, ese parado que no hace ni declaración de renta porque no llega al mínimo… seguirá igual de mal!
La única solución vendría de un banco público, realmente público, para ayudar a ese parado…
Keynes lo resumió en una parábola de su “Teoría General sobre el empleo, el interés y el dinero” de 1936, proponiendo enterrar botellas llenas de billetes en antiguas minas de carbón para que una vez descubiertas (como el oro) crearan nueva riqueza y estimularan el gasto. Las empresas privadas contratarían a mucho personal… extraer los billetes de nuevo… no habría más desempleo… aumentaría el ingreso real de la comunidad y su riqueza…
Milton Friedman, en “The Optimum Quantity of Money” de 1969, propuso otra idea para solucionar la deflación: potenciar el consumo tirando billetes desde un helicóptero a los ciudadanos (consumidores) y a los empresarios creadores de empleo (salarios).
Nunca defendieron que se dé el dinero a los banqueros, ni más liquidez a los inversores y especuladores bursátiles, ni preferir que las empresas bajen salarios, sino exactamente todo lo contrario.
Hasta Paul Krugman (Keynesiano) lanzó la idea de que una amenaza de invasión alienígena sería buena para superar la crisis, ya que se movilizarían ingentes recursos y se crearía muchísimo empleo. Aunque finalmente se descubriese que la amenaza era falsa, Krugman defendía que el esfuerzo habría merecido la pena ya que el PIB habría aumentado.
Pero Monetaristas y Keynesianos coinciden en que es mejor pensar en minas y helicópteros (hasta en platillos volantes) que en los bancos para solucionar el problema… ¡Es obvio, aunque el BCE no se acabe de enterar!