Neuroética y neuropolítica, de Adela Cortina (Tecnos, 2011).
“¿Habría que revisar nuestros imperativos morales al considerarlos dependientes de estímulos cerebrales?”
Este libro aborda dos ciencias humanas de la mayor actualidad: la neuroética y la neuropolítica. Qué son y cómo afectarán sus descubrimientos a la moralidad de la humanidad futura lo explica la autora con el rigor expositivo, la empatía psicológica y la mesura que la caracterizan como filósofa.
Si en el siglo XX cobró auge la genética, al inicio del XXI destacan las neurociencias: las disciplinas que estudian el cerebro y postulan que gracias a los nuevos conocimientos sabremos más de nosotros mismos.
La neuroética se pregunta si de verdad habría que revisar nuestros imperativos morales al considerarlos dependientes de estímulos cerebrales. ¿Es nuestro sentido del bien y del mal algo connatural al ser humano? ¿Las buenas y las malas acciones, lo que consideramos moral e inmoral, está ya condicionado en el cerebro humano por ciertas sensaciones de placer o displacer? En suma, ¿del «es» cerebral se sigue un «debe» moral? ¿Existirá en el futuro una ética universal cifrada sólo en la lectura de los mapas cerebrales, comunes a cualquier ser humano civilizado?
La neuropolítica se plantea si «el mejor sistema de gobierno posible», la democracia, es la forma política exigida por nuestras bases cerebrales; si tales elementos nos preparan de manera innata para asumir unas formas políticas antes que otras, o si ello es fruto de la experiencia y el aprendizaje. Asimismo se cuestiona si los electores son libres para elegir a sus gobiernos.
Adela Cortina, con la sabiduría y la solidez intelectual que la caracterizan, analiza diversas teorías modernas acerca de la libertad, el eterno conflicto sobre el determinismo de la voluntad. ¿Hasta qué punto somos libres para decidir y responder de nuestras acciones?
Con todo, al sentido común no le cabe duda de que el ser humano es libre y responsable de sus actos; ni tampoco tendrá que dudarlo la educación cívica, que debería desempeñar un papel insustituible en nuestras sociedades modernas; proclamar la dignidad del ser humano y la universalidad de los inviolables derechos que lo amparan sería su principal tarea; que el fundamento de tales derechos pueda sustentarse sobre pilares ontológicos o neurológicos, apelando a viejas o nuevas éticas, en nada exime de su defensa y difusión.
Adela Cortina es catedrática de Á‰tica y Filosofía Política, y miembro de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas.
J. C. Gª Fajardo