Los paraÃsos fiscales son las cloacas del sistema. Asociados al fraude, el crimen organizado y a la delincuencia, están hoy más en el punto de mira que nunca.
Gran parte del dinero del mundo se oculta en 44 paraÃsos fiscales. Territorios refugio de impuestos evadidos que ocultan quiénes son dueños de fortunas, quiénes titulares de sospechosas operaciones financieras y cuáles las transferencias malolientes de grandes capitales.
Falta de transparencia, oscuridad, cuentas secretas, trampas contables y delitos financieros. Todo eso son los paraÃsos fiscales. Pero la crisis los ha dejado con las vergüenzas al aire. Ha mostrado que son las cloacas del sistema, cómplices imprescindibles del desastre. Asociados al fraude fiscal, al blanqueo de capitales, a la delincuencia financiera y al crimen organizado, los paraÃsos fiscales están por fin en el punto de mira.
Pero no nos engañemos. Han podido perpetrar todo lo hecho porque los Estados han mirado hacia otro lado y los bancos les han permitido vivir y crecer.
Los paraÃsos fiscales conforman un escenario de insolidaridad, avaricia y engaño. Pero durante décadas han gozado de completa impunidad. Carlos Jiménez Villarejo, que fue Fiscal Anticorrupción de España, nos recuerda que los Convenios europeos e internacionales contra la evasión fiscal, los delitos financieros y el crimen organizado han omitido cualquier referencia a los paraÃsos fiscales. Como si no existieran. La Convención de Naciones Unidas contra el crimen organizado rechazó el secreto bancario y pidió que se investigaran los movimientos del dinero fruto del delito, pero no hizo la menor mención de los paraÃsos fiscales. En 1988, un Acuerdo en Basilea sobre utilización del sistema bancario por el crimen organizado pedÃa más compromiso y diligencia para impedir que el sistema financiero fuese utilizado ilÃcitamente. Pero nadie nombró a los paraÃsos fiscales. En abril de 1997 el Consejo de Europa reconocÃa que la criminalidad organizada utiliza la actividad bancaria para evasión fiscal y blanqueo de capitales. Pero nadie señaló a los paraÃsos fiscales como parte imprescindible de esa trama criminal.
Y mucho más.
El GAFI, organismo de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) para vigilar los paraÃsos fiscales, propuso suavizar el trato con los que cumplieran sus ‘Recomendaciones’ contra la vulnerabilidad del sistema financiero ante el blanqueo de capitales. Desde 2001, el GAFI retiró de la lista de paraÃsos fiscales a varios territorios que no han dejado de serlo (Caimán, Bahamas, Panamá, Liechtenstein, Dominicana, San Vicente y Granadinas…), sólo porque dijeron que seguirÃan las Recomendaciones del GAFI. Algo que no hicieron. ¿Qué éxito se esperaba si no se creó instrumento alguno de presión y control de los paraÃsos fiscales?
Ahora, con la crisis atroz, todos están contra los paraÃsos fiscales.
Estados Unidos diseñará un “ambicioso plan†para combatir las “prácticas tributarias dañinasâ€. Pero que no olviden que la mayorÃa de grandes empresas estadounidenses tiene divisiones o sucursales permanentes en paraÃsos fiscales. La Unión Europea pretende neutralizar a los paraÃsos fiscales, erradicarlos y a suprimir zonas de oscuridad y falta de control en los movimientos de capitales. Pero no deben olvidar que la mayorÃa de grandes empresas y bancos transnacionales europeos operan en paraÃsos fiscales desde hace tiempo y que en territorio europeo hay ocho “paraÃsosâ€.
Ahora que parece que se quiere controlar los paraÃsos fiscales, en el mundo de los negocios y las finanzas aparece la propuesta de amnistÃa fiscal para fortunas ocultas en paraÃsos. Pero además, Austria, Luxemburgo y Suiza, paraÃsos fiscales camuflados, se enrocan y forman un frente para proteger el secreto bancario y los paraÃsos fiscales. Y pretenden tener voz y voto en la cumbre del G-20 que decidirá el control de las finanzas.
Empiezan las rebajas de buenos propósitos de control y regulación financieros.
El despropósito de los paraÃsos fiscales es responsabilidad de casi todos. ¿Como explicar que los medios de comunicación denominen “infiernos fiscales†a los paÃses nórdicos de Europa (donde los impuestos a los más ricos son elevados) y “refugios fiscales†a esos paraÃsos donde los más ricos esconden sus fortunas para no pagar impuestos? Manipulación perversa que configura la idea miserable de que pagar impuestos es malo o de imbéciles.
Y, ante tal panorama, uno se pregunta, como lo ha hecho el presidente Sarkozy: “¿Tendremos el valor de hacer cambios profundos, modificar las reglas, condenar los paraÃsos fiscales y controlar los fondos de alto riesgo?â€
Cambiar algo para que todo permanezca igual o cambiar de verdad. Pero no cambiar es apostar por el desastre.
Xavier Caño Tamayo
Periodista y escritor