EL CRISOL – Pascual Mogica Costa
Vengo observando el interés del Partido Popular por centrar la atención en la rama del caso GÁ¼rtel en la Comunidad Valenciana sobre una cuestión: Si Camps pagó o no pagó los trajes. Esto no es más que una maniobra para distraer la atención sobre el presunto cohecho que haya podido cometer Camps y todo lo que en sí encierra un caso de corrupción que con bastante acierto se ha conceptuado como el mayor que se ha dado en la democracia.
El venir a estas alturas del caso argumentando que los peritos de Camps avalan que el caos contable impide saber quien pagó los trajes me recuerda aquella frase de don Juan Tenorio, que dice: “Me hacéis reír, don Gonzalo”. No voy a ser yo quien cuestione ni vaya a sembrar dudas sobre la profesionalidad de los peritos a los cuales la defensa del presidente Camps les ha encargado el averiguar si los trajes se han pagado o no, pero una cosa si puedo decir porque la tengo muy clara y no es otra que en el supuesto de que los peritos en su investigación hubieran llegado a la conclusión de que Camps no pagó los trajes, ese informe se habría entregado a Camps o a su abogado y jamás habríamos sabido nada de él. Digo esto y creo que no estoy especulando.
Recientemente Rajoy ha dicho, también sobre los trajes, que “Camps no es un corrupto y no liquidaré su carrera por la acusación de no pagar tres trajes” Nuevamente se insiste en poner en primer plano si los trajes se han pagado o no cuando este no es el quid de la cuestión sino averiguar si los trajes, y quién sabe si algo más, entre ese “algo más” se pueden contar algunos regalos a la familia de Camps, ahí están las conversaciones de Camps y de su esposa con El Bigotes, si los trajes, repito, fueron objeto de agradecimiento por quien sabe qué, además aquí solo cabe el testimonio de Camps y por eso la justicia debe de actuar y sentarlo en el banquillo porque no hay que olvidar que cuando a Camps le preguntaron por los trajes, primero respondió que no sabía nada de esos trajes, después dijo que los había devuelto para finalmente afirmar que los había pagado con dinero que cogió de la caja de la farmacia que regenta su esposa. Hay bastante oscurantismo en torno a esos tres trajes. Pero ya digo que no se trata de si ha pagado o no los trajes, yo, ante unos argumentos tan vacilantes y por tanto insostenible y nada creíbles, considero que hay que mirar en el fondo del armario, detrás de los trajes, y ver el grado de implicación que haya podido tener o tiene Camps en el caso GÁ¼rtel. Pienso que Camps debe ser el mayor interesado en que se le abra juicio oral para que todo quede bien claro, pero, cuidado, aquí no va a valer eso que dijo el conseller Blasco de que si Camps es condenado debe presentarse para ser elegido de nuevo presidente. El archivar una causa tan embrollada suele hacerle un flaco favor al beneficiario de esta medida, es decir, al presunto implicado, el archivo por prescripción de cuatros de las cinco causas por las que se acusaba a Carlos Fabra de actos irregulares no ha hecho más que sembrar más dudas sobre la inocencia de este.
En cualquier caso a muchos nos da la sensación de que aquí hay “mucha más tela” de la que se ha utilizado para confeccionar esos tres trajes.