Una historia interminable. Tras expoliar la sanidad, depredar la educación pública y perpetrar reformas laborales que han destruido millones de empleos sobre todo en el Sur europeo, ahora, en España, un comité de 12 “expertos” propondrá “reformas” para hacer “sostenibles” las pensiones. Ocho de esos “sabios”, por cierto, han estado a sueldo de la banca. La OIT, además, denuncia que un millón de europeos ha perdido su trabajo en solo seis meses. Desde que empezó la llamada crisis, hay diez millones de parados más, que ya suman 27 millones en la Unión Europea.
Como es sabido, la crisis la provocaron bancos privados de países ricos con sus especulaciones, choriceos y malas prácticas; incluso delitos. Pero los estados acudieron raudos al rescate. En 2007 y 2008, inyectaron a la banca cerca de un billón de dólares. Pero no acabó ahí el derrame de ayudas públicas. Hoy, a pesar del despilfarro de dinero, la banca continúa inestable e insolvente.
Los bancos españoles son paradigma de ese derroche e insolvencia. Por ejemplo, el Estado ha ayudado a un banco, Bankia, con 157.000 millones de euros de dinero público, avales o compra de activos. Cinco veces el presupuesto anual de subsidios de desempleo. Pero Bankia continúa insolvente y al borde del abismo. A finales de 2012, las ayudas públicas a cajas y bancos españoles ascendían ya a más de 1,42 billones de euros. Y, por si fuera poco, en la Unión Europea hay un fraude fiscal de un billón de euros, reconocido por el presidente de la Comisión Europea. Los estados tienen menos ingresos por el fraude fiscal y las rebajas de impuestos a los ricos. Y se endeudan.
En el tercer trimestre de 2012, la deuda pública española había ascendido hasta 817.400 millones de euros. Y ese endeudamiento aumenta en 2013 por la ayuda pública de 37.000 millones de euros para tapar agujeros de los bancos. Con el agravante de que gran parte de la deuda pública, contraída en muy buena medida para ayudar a la banca, está en manos de la propia banca. Porque con el dinero que el Banco Central Europeo presta a los bancos al 1% (dinero también público), éstos compran deuda al 4%, 5% o más de interés. Un negocio redondo.
Se establece así un circuito perverso de recurso permanente a la deuda para mayor beneficio de la banca. Recurso a la deuda que, como se ve, es transferencia neta de riqueza del Estado (es decir, la de todos) a la banca. En el caso español, el endeudamiento ha supuesto el pago de 258.000 millones de euros en intereses desde 2009. Pero el déficit sigue ahí.
El nuevo timo de la minoría rica y los serviles gobiernos europeos es aflojar en la exigencia de reducir el déficit, pero apretar en reformas «estructurales». Chantaje puro y duro. O se imponen las contrarreformas exigidas (rebaja directa de salarios, despido fácil barato o gratuito, desprotección laboral, rebaja de pensiones, privatización de sanidad, educación y otros servicios públicos…) o no hay comprensión para rebajar el déficit. Y se continúa recurriendo a endeudarse para pagar los intereses y gastos corrientes del Estado.
En resumen, la banca provoca la crisis. La banca se hunde. El Estado la rescata con dinero público. El rescate aumenta el déficit público. Hay que reducir el déficit. Y se recortan presupuestos. Los recortes perjudican gravemente a la ciudadanía. Los recortes hacen retroceder la actividad económica. Aumenta el paro. Banca y grandes empresas evaden más impuestos que nunca. El fraude fiscal reduce los ingresos del Estado. El Estado se endeuda. La banca, especuladora e insolvente, continúa recibiendo ayudas públicas. Y, por esa razón, aumenta el déficit público. Banca, grandes empresas y gendarmes internacionales de la minoría rica exigen reducir el déficit. Como sea. Para reducir el déficit, los dóciles gobiernos recortan más derechos de la ciudadanía… Continúa la historia interminable.
No es crisis: es saqueo. Saqueo (también denominado pillaje o latrocinio) es apoderarse de modo ilegítimo e indiscriminado de bienes ajenos. Y tenemos el derecho y el deber de defendernos del saqueo.