Querido David*,
Te fuiste un 13 de septiembre, sábado, como para no molestar, para que las clases no se detuvieran, para que tus alumnos siguieran aprendiendo, y yo, como no podía ser de otra manera, llegué tarde, dos meses tarde, hasta hace unas semanas no conocí tu marcha.
Lo supe por casualidad, gracias a Ricardo Robledo, y la noticia me conmocionó, me quedé petrificado ante la idea de tu muerte, no la podía asimilar. No podía unir en mi pensamiento tu vitalidad y tu fallecimiento, tu genialidad y tu ausencia.
Pero tú nunca te marcharás del todo, porque seguirás viviendo en el espíritu de todos los alumnos que pudimos disfrutar de tus clases, de tus clases magistrales, pero en la más amplia dimensión del término. Siempre nos animabas a pensar, a buscar nuestra propia verdad, a poner en duda los dogmas establecidos.
Viviste en la heterodoxia y nos la enseñaste como método de vida, en mí caló, sin duda, para el resto de mis días. Gracias a tus clases soy lo que soy, pienso lo que pienso, y pongo en duda todas las verdades absolutas.
Sin embargo, eras mucho más que un Catedrático ejemplar, que un Economista brillante, eras, sobre todo, una persona humilde, un profesor cercano, siempre disponible para nosotros, tus alumnos, siempre con la puerta abierta para recibirnos.
Y nosotros confiábamos en ti, ya lo creo, porque notábamos tu honestidad, tu amor por tu trabajo, tu pasión por la economía, y nos gustaba como nos la transmitías.
Algunos criticaban tus formas, tus opiniones, tu pasión por Joan Robinson o por Keynes, pero todos te respetaban, algunos decían que vivías en el pasado, pero yo creo que sólo vive en el pasado él que no sabe aprender de los autores pretéritos.
Mañana, 28 de noviembre, se celebra un acto en tu honor y yo no podré asisitir, al menos físicamente. El trabajo, maldito trabajo, me retiene en Madrid, pero ya sabes que mi espíritu, mi alma y todo mi cariño estará allí, en primera fila.
Nos vemos, David.
P.S.: Acabo de terminar ‘Creadores de escasez: del bienestar al miedo’ y sigo pensando que es uno de los mejores libros económicos jamás escrito.
*David Anisi: Catedrático de Economía en la Universidad de Salamanca, fallecido el 13 de septiembre de 2008.