En el debate electoral Rajoy le decía a Rubalcaba “Yo no soy como usted… Le subió el IVA a la gente y no lo llevaba en el programa… Yo, lo que no llevo en mi programa, NO LO HAGO” (Noviembre 2011).

Foto: Daquella manera
Hemos comentado en varios artículos que los recortes no son la solución, pero la subida de este impuesto al consumo, que es muy perjudicial para España, y grava a todos los ciudadanos por igual, siendo profundamente injusto con las rentas bajas, los pensionistas y los parados… tampoco es el remedio para esta profunda crisis…
Las empresas que venden sus bienes y servicios en España son mucho más intensivas en mano de obra que las que colocan sus productos fuera. Y suponen casi un 80% del Producto Interior Bruto… el sector exterior es mucho más reducido que el que abastece a la demanda interna.
Y si nuestros trabajadores no tienen empleo (los que pueden cobran paro!), y a los que todavía lo tienen los machacamos con impuestos ¿Cómo van a Consumir?
Quita y no pon… se acaba el montón ¡!
Como dijo Keynes, para hablar de Consumo y de Ahorro es necesario generar Rentas. Y las rentas son generadas por la inversión… que puede verse frustrada si las expectativas de los empresarios son pesimistas.
Y los inversores NO confían en España en estos momentos ante los “intelectuales” que nos gobiernan (económicamente…), como han publicado los analistas de Deutsche Bank, HSBC, Nomura y JP Morgan…
Y hablando de “intelectuales”, Santo Tomás de Aquino realizó (en el siglo XIII) un completo estudio sobre los tontos y la tontería descubriendo que: “stultorum infinitus est numerus” o sea, que hay muchos.
El santo describe varios tipos de tontos, los efectos que se derivan de cada uno de ellos e incluso aporta algunas curiosas soluciones para sanar la tontería… no es lo mismo un insipiente (falto de sabiduría o ciencia) que un estólido (falto de razón y discurso); resulta más problemático, por ejemplo, tratar con un fatuo (el tonto que se cree listo) que con un necio (el tonto que no sabe que lo es) y desde luego es toda una tragedia depender de un insensato (un fatuo que, además, tiene poder).
¡Hay que rendirse a la evidencia!