La historia, como acontecer circular, ha tenido en Hegel a un interesante narrador del devenir de las ideas. La historia se mueve en grupos de tres momentos principales, llenos de grandes contradicciones entre ellos: TESIS, ANTÁTESIS Y SÁNTESIS.
Vamos a situarnos en un punto concreto de la historia (por ejemplo en los años anteriores a la Revolución Francesa o durante el periodo franquista en España.
TESIS:
Estos primeros momentos que hemos escogido para analizar los vamos a llamar Tesis, lo que es en ese momento.
Los años prerrevolucionarios franceses eran tiempos de una gran rigidez monárquica, como la rigidez de nuestro Régimen.
Poco antes de 1792 la burguesía empezaba a interesarse por la política y el descontento de las clases populares era manifiesto. Nuestra posguerra podría ser una copia de descontentos prerrevolucionarios franceses.
ANTÁTESIS:
En 1792 Francia es tomada por las ideas de ‘libertad’, ‘fraternidad’ e ‘igualdad’. Los que ostentaban el poder lo pierden y una nueva clase política surge en las antípodas de la situación anterior. Nosotros tuvimos nuestra antítesis con nuestra ‘Transición’ y la descentralización de poderes.
SÁNTESIS:
Después del terror francés, El Directorio y Napoleón configuran una síntesis, una especie de negación de la anterior antítesis pero que no volvía a la tesis anterior. Fluía hacia algo diferente, hacia algo que conformaría una nueva tesis.
Nosotros estamos en período de síntesis. No podemos volver a la centralidad del pasado (nuestra tesis inicial) pero tampoco podemos seguir con el caro monstruo administrativo de descentralización creado en estos últimos 30 años (antítesis). ¿Cómo será nuestro Directorio? Unos pocos hombres y mujeres. Los más capaces y nada más. ¿Unos cincuenta? ¿Se le llamará Federalismo?