Muchas de las elecciones democráticas de la última década han estado marcadas por acusaciones de fraude electoral (Nigeria, Ucrania, México, Bielorrusia, Costa de Marfil, Tailandia, Venezuela y Afganistán), aislamiento internacional de los gobiernos democráticamente elegidos (Bolivia, Ecuador, Nicaragua y franja de Gaza); pseudo-elecciones para intentar edulcorar golpes de mano blandos (Honduras) y aceptación por la comunidad internacional de sistemas polÃticos devenidos en meros gobiernos autocráticos ( Georgia y Rusia).
De todo ello se deduce que estarÃamos en vÃsperas de la irrupción en el escenario geopolÃtico de la nueva ola desestabilizadora mundial originada por causas económicas (el ocaso de la economÃa global); culturales (el declive de las principales democracias formales occidentales debido a la cultura de la corrupción; el déficit democrático de EEUU plasmado en el Programa Prism llevado a cabo por la Administración Obama y la pérdida de credibilidad democrática de incontables gobiernos de paÃses del Tercer Mundo) y geopolÃticas (la irrupción de un nuevo escenario geopolÃtico mundial que surgirá tras el retorno al endemismo recurrente de la Guerra FrÃa entre EEUU y Rusia).
Olas de democratización: Como  explica el escritor Samuel Huntington en su libro The Third Wave, (Tercera Ola, 1.991), el mundo ha pasado por tres olas de desestabilización y democratización. Según Huntington, una ola de democratización serÃa “ un conjunto de transiciones de un régimen no democrático a otro democrático que ocurren en determinado perÃodo de tiempo y superan a las transiciones en dirección opuesta durante ese perÃodo y que también implica la liberalización o la democratización parcial de sistemas polÃticosâ€.
AsÃ, en el mundo moderno se habrÃan producido tres olas de democratización y cada una de ellas habrÃa afectado a un número escaso de paÃses y durante su transcurso algunos regÃmenes de transición fueron en una dirección no democrática; pero no todas las transiciones hacia la democracia ocurren durante las olas democráticas.
La primera ola comenzó en el siglo XIX y se extendió hasta la Gran Guerra y la segunda se produjo en los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial y ambas fueron seguidas por una ola inversa, con paÃses como Brasil, España, Portugal, Grecia, Granada, Brasil y Panamá que debieron realizar una posterior transición hacia la democracia , completado en la década de los 90 con la democratización de los paÃses de la extinta URSS y Sudáfrica y ya en el siglo XXI por Irak y Afganistán.
Tercera ola de democratización (1974-1990): En su análisis de la tercera ola mundial de las transiciones a la democracia (iniciada en 1974 con la Revolución de los Claveles en Portugal), Samuel Huntington observó que las posibilidades de democratización aumentaron cuando estos paÃses salieron de la pobreza y alcanzaron un nivel intermedio de desarrollo socio-económico, momento en el cual ingresaron en una zona de transición polÃtica. Recordar que entre 1974 y 1990, mas de treinta paÃses en el sur de Europa, América Latina, el este de Asia y la Europa del este pasaron de un régimen autoritario a disfrutar de un sistema democrático de gobierno, todo ello en el marco de un tsunami global que quizá sea el acontecimiento polÃtico más importante de las postrimerÃas del siglo XX.
Según la tesis de Huntington, dicho sprint democrático se explicarÃa porque tras darse por finiquitada la distopÃa virtual de la Guerra FrÃa, las dictaduras militares habrÃan dejado de ser de ser un instrumento útil para EEUU en la lucha contra el comunismo y “ya no serÃan la solución sino el problemaâ€. Además, a pesar de que en los citados paÃses no existÃa una tradición de cultura democrática, rápidamente entendieron que si el poder continuaba residiendo en una élite que desconfiaba del sistema igualitario exportado por EEUU, siempre gravitarÃan alrededor de la égira de los intereses de dicha élite, lo que imposibilitarÃa sinedie la asunción del poder por la sociedad civil.
AsÃ, en 15 años la ola democratizadora se trasladó por Europa del Sur, saltó a Latinoamérica, se trasladó a Asia y finiquitó los sistemas autoritarios de los paÃses postsoviéticos, de lo que serÃa paradigma el hecho de que en 1974, ocho de los 10 paÃses sudamericanos tenÃan gobiernos no democráticos y en 1990, 9 tenÃan gobiernos democráticamente elegidos y según Freedom House, el 32% de la población mundial vivÃa en paÃses libres y en 1990, cerca del 39%, disminuyendo por primera vez la cantidad absoluta de estados autoritarios.
¿Nueva ola desestabilizadora mundial?: La llamada Primavera árabe que tuvo su detonante en Túnez y se extendió por mimetismo al resto de paÃses árabes del arco mediterráneo durante el trienio 2010-2013, serÃa la primera oleada de protestas laicas y democráticas del mundo árabe en el siglo XXI, movimiento popular sin precedentes caracterizado por la exigencia de libertades democráticas frente a regÃmenes corruptos y dictatoriales y la mejora de las condiciones de vida de una población sumida en una pobreza severa y un desempleo estratosférico, contando además en el caso de Túnez y Egipto con el apoyo del Ejército. Con dicha revolución asistimos a la llegada a los paÃses árabes del arco mediterráneo de la Tercera Ola mundial de transiciones a la democracia , aunque Huntington no otorgó en la década de los 90 ningún potencial revolucionario a los paÃses islámicos, a pesar de reconocer “la fuerza de la revuelta islámica y las raÃces tan débiles de sus respectivas democraciasâ€.
Sin embargo, el golpe de mano realizado por el Ejército egipcio  contra Morsi podrÃa tener como efecto mimético la traslación a las calles árabes de una campaña de presión contra los Gobiernos islamistas del arco mediterráneo para lograr la intervención del Ejército , con lo que asistirÃamos al ocaso de la primavera árabe y a su posterior inmersión en la nueva estrategia de EEUU para la zona, tras el evidente fracaso del experimento de exportación del régimen islamista moderado y pro-occidental de Erdogan a todos los paÃses que componen el tablero gigante del mundo árabe-mediterráneo.
Dicha estrategia consistirá en la implementación de “golpes de mano blandos“ en los paÃses de la zona con el objetivo inequÃvoco de sustituir a los regÃmenes islamistas surgidos de las urnas por regÃmenes militares presidencialistas, estrategia que por mimetismo se extrapolará a los llamados “patios traseros†de EEUU y Rusia , produciendo un goteo antidemocrático que tendrá a Honduras, Paraguay, Egipto, Nicaragua, Panamá, Ecuador, Venezuela, Bolivia, Afganistán, Malasia,Taiwan, Tailandia, Pakistán, Filipinas, Ucrania, Azerbayán, Grecia, TurquÃa, Portugal y España como paradigmas de los llamados golpes virtuales o postmodernos que protagonizarán la próxima década en el nuevo escenario geopolÃtico mundial.