Sociopolítica

Nuevos lujos

Hace apenas unas décadas, cosas que hoy tenemos de uso normal eran auténticos lujos: el cuarto de baño, el coche, incluso el agua corriente. Hemos tenido un aumento prodigioso del nivel de  vida, que en España tiene su arranque en la década de los 60 y que tiene un acelerón en los 90. Hay lujos de segunda generación, que  han llenado nuestros hogares: televisores de plasma y ordenadores, teléfonos móviles, aire acondicionado. Incluso un número considerable de personas accede a lo que antes ere patrimonio de una exigua minoría: las vacaciones, la segunda vivienda de recreo.

Sin embargo, como la vida es siempre un juego de compensaciones caprichosas, hay nuevos lujos que están al alcance de pocos y que son difíciles de conseguir, incluso con dinero.

El primero de estos lujos es el silencio. Cada vez es más difícil disfrutar de un poco de silencio, por ejemplo, para charlar. Cualquier bar o local público tiene su hilo musical o su televisor, que normalmente nadie mira, a todo volumen. En la calle el ruido de los coches se suma a de los equipos musicales de los coches, que se convierten en pequeñas y atronadoras discotecas ambulantes. Hasta en los bancos y en las salas de espera de los médicos, se instala la música como un elemento omnipresente.

El otro gran lujo es la soledad. Nuestra diversión suele consistir en meternos en multitudinarias aglomeraciones, en guardar interminables colas y en sumergirnos en grandes masas de personas. Cada vez es más difícil establecer un territorio propio donde disfrutar de un poco de paz.  Por eso los más ricos buscan lugares alejados (y carísimos) para vivir.

Y el último y más importante lujo del siglo XXI es algo que aparentemente no se agota ni cuesta dinero: el tiempo. Nadie tiene tiempo para nada. Parecemos lunáticos que corremos una carrera sin destino con la vista perdida en una meta que desconocemos. Cuando la tecnología hace tanto trabajo por nosotros, parecería lógico que tuviésemos más tiempo libre. Nada de eso. Vivimos esclavos del reloj y de la agenda y empujamos nuestra tarea diaria con la afanosa desesperanza con la que Sísifo empujaba su piedra.

Ahora que somos afortunadamente más ricos, hay  nuevos lujos casi inalcanzables. Lujos (la historia es una continua sucesión de  paradojas) que nuestros abuelos disfrutaban gratis.

Sobre el Autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.