“Nadie duerme en el carro que conduce al cadalso”. John Donne.
Mirando las manifestaciones que aún continúan desarrollándose en la barriada de Gamonal (Burgos), me viene a la memoria el también valiente, paladín, colmado de tesón y de juicio, D. Rodrigo Díaz de Vivir, nacido a escasos 10 km de esta ciudad castellana. Asimismo, salvando las distancias y, por supuesto, las razones y el desenlace (en este caso, aparentemente ya casi están resultas del todo); también recuerdo aquella gesta de los numantinos nada menos que en el año 153 a. de C., cuando Numancia –pueblo celtibérico, ya desaparecido pero situado entonces al norte de Soria- mantuvo aquel duro conflicto con Roma. Fue cuando los numantinos se hincharon de fuerza y coraje, lo que los hizo capaz de vencer a un ejército de 30.000 hombres. Tras 20 años repeliendo ataques constantes del enemigo, Roma decide enviar a Escipión Emiliano. Pese a todo, los numantinos continuaron resistiendo. Hasta que atacados también por una gran hambruna y por las enfermedades, unos decidieron entregarse como esclavos y la mayoría se suicidó. Con lo que Numancia desapareció de la faz de la tierra.
Aproximadamente a 140 km de Soria queda Burgos, y en Burgos se está librando estos días una lucha afortunadamente incruenta, aunque con un componente de vandalismo feroz. De una parte, el barrio de Gamonal, y de otra el Ayuntamiento de Burgos. Las motivaciones de este levantamiento no obedecen a algo que aparentemente puedan parecer baladí: el Ayuntamiento pretende convertir la artería principal del barrio en bulevar. Y, aunque la idea parece buena, y así la ven muchos de sus vecinos, estos dicen, sin embargo, que ahora no es el momento de gastarse 8.000.000 de euros cuando incluso no se pueden cubrir los 13.000 necesarios para arreglar una guardería. Que ese dinero, añaden, puede emplearse en necesidades más perentorias, los tan escasos de ver que sirvan para paliar los estragos del paro, que en estos momentos se haya entre los más elevados de España. Ahora al Ayuntamiento de Burgos se le echan encima dos problemas más: dejar la calle Vitoria como estaba antes del conflicto, y acordar con los constructores el devengo por la cancelación de contrato.
Pareciera que las primeras manifestaciones de los vecinos no fueron suficientes para que el alcalde, Javier Lacalle, diera marcha atrás al proyecto. Aunque luego dijo que se pararían as obras durante 20 días, tiempo necesario para reunirse con los vecinos e intentar llegar a un acuerdo. Pero de repente -sorpresa- un nuevo e importante cambio de actitud del Sr. Lacalle decide olvidarse del proyecto definitivamente. Y así se lo manifiesta a los ciudadanos (?). Pero que, reconocida “la buena voluntad” del alcalde, dicen que no les huele bien este asunto. Y ahora quieren aclararlo todo: las cosas del reciente pasado y las del presente. Así que, pese a la nueva postura municipal de cancelar el proyecto del bulevar, los vecinos continuarán manifestándose diariamente, como si nada hubiese pasado. Y lo harán como lo venían haciendo hasta ahora, en dos tiempos: a las 7 y a las 12 h.
Los manifestantes insisten en que se vaya el Sr. Lacalle, cuya gestión ha sido del todo deplorable, y que no lo quieren.
A este respecto, José Luis Hornero López dice que “Gamonal es sinónimo de resistencia (…), un abusado y sufrido pueblo harto de ser dirigido por malos gobernantes”.