Obama, nuevo Presidente para un mundo de nuevo
Es 20 de enero de 2009. Sale Bush de la Presidencia: adiós. Toma posesión Obama de la Presidencia de América, bienvenido. En estos días parecía haber nacido un salvador, Obama. Debe renacer en todo caso un nuevo modo de gobernar. Ningún gobernante puede considerarse único señor, los imperios desaparecen; no debe considerarse el mundo propiedad de ningún Estado a solas. Ni único señor ni propietario único: el mundo es nuestro.
Queremos a la humanidad sin hambre. Cumpliremos los objetivos del milenio, cuidaremos el Planeta; la igualdad será nuestro valor; la educación universal nuestra cultura. Con Obama, dispuesto a la palabra antes que a la guerra, a la democracia antes que al imperio, otro mundo es posible. El sueño de Martin Luther King no se cumple sólo porque gobierna un negro en América, sino porque en el mundo renace esperanza de mundial solidaridad.
Con dificultad puede explicarse la actual situación financiera y económica de los Estados Unidos de América. 750.000 millones de euros dicen que son precisos para arrancar el motor americano de la economía del mundo. Lo cierto es que todo parece haberse parado. Mover la economía de nuevo parece costoso y no rápido.
Envuelto en este pesimismo el discurso general, el discurso animado de Obama desde América ha prendido en todos los países la esperanza de volver a trabajar. No será la política económica la misma tras la crisis, ni debe ser la misma política la del mundo tras Obama. Cambiará el cimiento mismo de la geoestrategia política. En este siglo ningún Estado es soberano único. El mundo ha de gobernarse en “federación”: Estados Unidos, Europa, los países emergentes de América Latina, China, Japón e India; habrá de ser considerado el Mediterráneo, también el del sur y habrá de comprenderse África. El Gobierno del mundo ha de ser un gobierno de Paz.
Manuel Pérez Castell
Diputado de España por Albacete