Y animado por la reacción de su audiencia, que no dudó en aplaudir al orador, éste continuó con otra metáfora: «Puedes envolver un pescado viejo en un trozo de papel llamado cambio y seguirá oliendo mal después de ocho años. Ya hemos tenido suficiente«.
Lo que huele mal aquí es el aliento de Obama, pues dedicarse a usar el ventilador de fango -algo muy propio de la progresía sin argumentos convincentes y tan cínica como falta de gracia- no hace sino realzar la podredumbre de sus propias ideas.
Resulta obvio que los demócratas se sienten en su derecho de usar metáforas descalificadoras para el bando contrario al haber escuchado -evidentemente sin entender- lo que dijo unos días atrás la candidata a vicepresidenta Sarah Palin, que como aficionada al hockey bromeó: «¿Sabéis cuál es la única diferencia entre una ‘hockey mom’ y un pitbull? El pintalabios«.
Pero la diferencia entre un pitbull y un cerdo con pintalabios es que «la pitbull» pone orden en su gobierno, mientras que el cerdo sólo remueve barro en busca de trufas y raíces, sólo que aquí quien remueve barro es Obama y se quedará con las ganas de encontrar ni siquiera hongos de inferior categoría.
Es evidente que Obama y los suyos del Partido Demócrata están desconcertados ante el evidente éxito de su nueva contrincante, que no sólo tiene más estilo y ofrece más novedad y experiencia de gobierno que el senador de bajo perfil y poca clase, la cual intenta suplir con sus aires de prepotencia que ya lució sobradamente en su viaje a Berlín.
Pero tanto mejor así, más fácil lo tendrán los del Partido Republicano, que gracias al aire fresco de Palin se están haciendo con el favor de las mujeres estadounidenses. Llama la atención que incluso en el Reino de Canadá la opinión pública ha dado un vuelco importante desde la irrupción de Palin en la campaña, que ahora se decanta mayoritariamente por Sarah Palin y John McCain. Precisamente los canadienses destacan por su sensatez a la hora de tomar decisiones de voto, como se pudo comprobar en las últimas elecciones generales en esta monarquía del norte de América. Y es la sensatez lo que le falta a Obama, la sensatez y muchas cosas más. A ver si quien se pinta los labios es él para disimular su pasado opaco y sus ideas poco claras.