Sin la menor duda, tener que renunciar a un puesto de consejero en la Red Eléctrica Española (REE), retribuido nada menos que con 180.000 euros anuales por no hacer nada, simplemente acudir a la sede social de la empresa una vez al mes, debe resultar muy doloroso. Está claro que la ambición no respeta a nadie y si provoca que afloren ciertos instintos, que en algunas ocasiones bien podrían ser tildados de indecentes. En este caso, la prebenda, había recaído por puro azar en la persona de Ignacio López del Hierro, 62 años, ex gobernador civil, y casado con María Dolores Cospedal, secretaria general de PP. Lo vergonzoso del pretendido y afortunadamente frustrado nombramiento de consejero del citado Ignacio López fué el carecer de toda experiencia en el sector eléctrico, requisito lógico para poder ocupar la canonjía.
Tal imprudencia no llegó a consumarse ya que el nominado, dadas las múltiples críticas que se suscitaron por parte de personas próximas al Gobierno y las durísimas censuras aparecidas en las redes sociales, decidió no tomar posesión de la designación. El presidente de REE, José Folgado, posiblemente consultase con “alguien” antes de tomar la decisión de nominar al sr. López del Hierro, cuestión que sería muy interesante conocer, porque si fue por propia iniciativa le descalifica totalmente, y en su caso, la responsabilidad de presidir el consejo está retribuida con 800.000 euros al año, cifra cuyo volumen, aparentemente, resulta escandalosamente ofensiva.
La primera que debería haber abortado este desagradable asunto y eludir el “tremendo patinazo” fue Dolores Cospedal. El intento de colar al marido para ocupar un puesto que no le corresponde ni está preparado para ello fue un error garrafal, que se incrementa si la intención solamente era el pretender aumentar el patrimonio familiar. En definitiva, todo excesivamente zafio. No se puede predicar y exigir honradez protagonizando este tipo actuaciones. Para la mayoría de los ciudadanos este «incidente» podría haberse soslayado perfectamente, si bien en esta ocasión el matrimonio sucumbió a la tentación, sin sopesar adecuadamente los inconvenientes. No obstante merece ser destacado la rapidez con que López del Hierro confirmó a la prensa que desistía del mencionado nombramiento por las «reacciones públicas» y «no querer causar perjuicio alguno a la labor política de su mujer».
Es incuestionable que en esta circunstancia, Cospedal actuó tarde y torpemente. Nadie ha aclarado por el momento de quien partió la iniciativa de premiar y porqué a su marido con semejante bicoca, que aún habiendo sido frenada, ha puesto en evidencia la integridad de la que tanto presume desde su plataforma de secretaria general de la formación conservadora, y que, como bien sabe, la oposición pondrá en solfa y con toda la razón. El interés por parte de del Hierro de encontrar alguna breva en empresas privadas controladas indirectamente por el Gobierno es notorio y conocido en el PP. Tiempo atrás hizo todo lo posible por ser nombrado consejero de EADS sin lograrlo, quedándose con la plaza Josep Piqué. Su incursión en el consejo de la Caja Castilla-La Mancha ya fué muy polémico. En el Partido Popular desconfían de él y Cospedal debería cuidar esta faceta. Ahora goza de gran poder pero debe saber administrarlo inteligentemente.
Políticamente, el momento en que ha producido este dislate, a una semana de la celebración de los comicios autonómicos en Andalucía y Asturias ha sido de lo más inadecuado e impropio para una persona de su categoría, puesto y responsabilidades. Para la secretaria general del PP, verse en la portada de un destacado periódico de tendencia izquierdista, vinculando su tropiezo con la Moncloa el pasado sábado día 17, no debió sentarle excesivamente bien, sentimiento totalmente compartido por parte del Presidente Rajoy, la eficaz Vicepresidenta Soraya Saenz de Santamaría y militantes, votantes y simpatizantes del Partido Popular.