Dice un refrán muy español: «Obras son amores y no buenas razones”. Nunca tan poco expresó tanto.
Siempre queremos hacer cosas diferentes o nuevas, o variar algo en nuestras vidas y, como por arte de magia, todo queda relegado para otra ocasión.
Dios sabe cuando tantas veces al día, nos prometemos cosas, que yo digo: tantas nos prometemos, en tantas nos mentimos… porque la realidad es que la mayoría no las cumplimos, ni siquiera las empezamos. «Mañana tal vez” y continuas con las mismas rutinas. Cuántas y cuántas veces me pregunto lo que lleva a la gente a no actuar, cuando en su interior les gustaría hacerlo. Cuántos y cuántos: «!Voy a!» se quedan simplemente en eso.
No todo se puede realizar, pero hay cosas que sí se pueden y, a la hora de la verdad, los compromisos se tornan excusas, excusas de lo más variopinto, y entra entonces el famoso: «¡Es que!».
Siempre estamos igual, admiramos al que es capaz de perseguir su sueño, le animamos, trasladamos nuestras carencias hacia él y nos reflejamos en su valentía. Muchas veces, sin darnos cuenta lo que cuesta realmente decir: «voy hacer una cosa» y ponerse a ello, y, sobre todo, cuando todos te apoyan y dicen que están contigo y… cuando te remangas y miras hacia atrás, te ves solo. Hablamos tanto con la boca y tan poco con el corazón, que si lo hiciésemos al revés, muchas cosas cambiarían.
Nos gusta soñar y pensar que quizás mañana, pero sólo se queda en eso, en un triste sueño, y muchas veces hasta te crea un pequeño trauma, porque te ves sin coraje ni valor para arrancar y darle la vuelta a la tuerca que tanto te oprime, o para pedir que te ayuden a realizar eso que deseas, sea un simple cambio o un gran cambio.
No es vergonzante pedir ayuda para realizar algo que deseas pero para lo que tú solo, no tienes fuerza interior. Busca apoyo moral en alguien que te coja de la mano, que te empuje y, una vez lanzado, continúa avanzando.
Busca siempre que lo necesites a quien te escuche y no le importe ayudarte por muy extraña que sea tu idea o tu sueño. Es muy bello compartir y que te escuchen y te alienten.
Por la vida andamos unos tipos de personas muy especiales. Yo los denomino: ‘Empujadores’.
Si deseas algo, ¿por qué no intentarlo?
Me duele la juventud que no sale de su entorno, que no quiere conocer mundo, empaparse de otras costumbres y culturas, conocer sus maravillas y sus cosas desagradables … En definitiva, formarse, encontrar sus valores, reforzarlos y opinar y actuar, tomar posiciones ante este mundo cambiante.
Lo de: «me quedo en casa y no salgo de mi entorno» trunca el crecimiento interno, la capacidad de decisión, la capacidad de reacción y sobre todo, la capacidad de tomar decisiones y llevarlas a cabo.
Intenta dar un paso al frente cuando lo desees y verás cuántas cosas cambian. Desde la comodidad es fácil que te propongas cosas, pero… ¿mañana será otro día y las habrás olvidado y pensarás otras?. Total, en el fondo, ¿se que no las voy a realizar?