EL CRISOL – Pascual Mogica Costa
El Partido Popular ha presentado ¿su propuesta? o ¿su exigencia? de cual puede o debe ser la nueva Ley de Educación. El proyecto de Rajoy no es que sea muy atractivo pero si esperado en lo que concierne a su contenido. Ha quitado un poco de aquí (ESO) y ha puesto un poco de allá (bachillerato) y como no, la Educación para la Ciudadanía, como también era de esperar, se diluye por no decir que desaparece. La enseñanza de la Constitución será primordial, en esto estoy de acuerdo, y las lenguas como el catalán, valenciano, gallego y el eusquera quedan relegadas a un plano muy inferior en lo que a su enseñanza se refiere con lo cual se conculca el derecho que asiste a los habitantes de cada una de las comunidades donde se habla esta lengua y que forma parte de su raíces y de su más arraigado acervo cultural a aprenderlo, hablarlo, y escribirlo correctamente. Con la escasa importancia que en el PP se le da a estas lenguas el retroceso en este aspecto sería muy grave y sobre todo supondría la pérdida de un bien cultural como es el lenguaje que siempre que ha gobernado la derecha ha pasado por muchos avatares que no han contribuido a otra cosa que no sea su tendencia a desaparecer. En cuanto al tema de la religión estoy seguro de que Rajoy complacerá a Rouco y compañía.
Con ser muy llamativo y alarmante lo dicho anteriormente, me llama poderosamente la atención la pretensión de Rajoy de que en esto de la nueva Ley de Educación, Zapatero, el presidente del Gobierno por si se le ha olvidado a Rajoy, se mantenga al margen de las negociaciones que se puedan llevar entre los dos grandes partidos, no estoy de acuerdo con que se margine a los demás partidos, para llegar a un consenso que permita hacer una nueva Ley de Educación que pueda estar vigente muchos años, aunque desde ahora se puede asegurar que no va a haber tal consenso ya que todos sabemos que es lo que el PP entiende por consenso, consenso para la derecha es “o se acepta lo que yo diga o rompemos las negociaciones”. Hombre esto de que se pida que se obvie al presidente del Gobierno en una negociación y más de la importancia de esta nos da la medida exacta del endiosamiento de alguien, de Rajoy, que por lo visto no se da cuenta de cuál es su nivel de aceptación popular en relación con la del presidente del Gobierno teniendo en cuenta la que le está cayendo a Zapatero y ni aún así consigue Rajoy al menos igualarle. Es bueno y muy legítimo que la gente, para sacar adelante sus proyectos se llegue a creer que los suyos son los mejores, pero claro, no es el caso de Rajoy. El presunto líder de la derecha no está en condiciones de creerse nada.