Mi vida de ti depende, aunque nunca fuímos presentados, tú ignoras mi presencia pero yo sin ti no vivo, tú me compartes con el resto, yo a ti me debo, hoy, mañana, los próximos 30 años de mi vida, sin remisión, tú diriges mi consumo y te llevas mi ahorro, yo trabajo para ti pero nunca me lo agradeces.
Caí en tus brazos cuando ningún problema tenías, lloré de rabia cuando te ví crecer sin límite y problemas me creabas a mí, y ahora que caes en barrena sin tocar fondo jamás no hago otra cosa más que alegrarme, porque tu problema es mi alegría.
Estudié tu composición en la facultad, pero nunca te aprecié lo suficiente, lo sé, lo sabes, y por ello te quisiste vengar de mí, por haberte menospreciado, lo siento, te dije, no me importa, me contestaste, y seguiste creciendo.
Pero ahora las tornas han cambiado, ya no creces, sino decreces, y lo que antes era angustia se ha convertido en desahogo, porque mi cuota baila agarrada a tu cintura, y yo toco mi violín, ese que nunca aprendí a tocar, para concederte la intimidad que no te mereces.
Este mes marcarás tu mínimo histórico, lo sabes y te amohinas, rehuyes mi mirada, recuerdas cuando reinabas y maldices tu suerte destronada, sueñas con un futuro mejor, porque sabes que mejores tiempos, para ti, no para mí, llegarán, y te regodeas ante mí.
Hasta entonces, disfruto y salgo a cenar, a gastarme el dinero que ya no me gasto en ti.