Ofrenda lírica, de Rabindranath Tagore
Has tenido a bien hacerme infinito.
Vacías, una y otra vez esta frágil vasija que soy
y la vuelves a llenar de fresca vida!
Es sin duda alguna, la colección de poemas más conocidos y admirables de Tagore, así como la más homogénea en cuanto a temática y estilo. Juan a ella, parecen indispensables el Jardinero y La luna nueva.
Para mí sería incomprensible la comprensión de la cultura en nuestro tiempo sin la aportación de Rabindranath Tagore, Gurudeva “Maestro divino” que desde su “Morada de paz”, Santiniketahn, es el más internacional de todos los literatos indios modernos y el más conocido en Occidente.
Destacó en muchos campos artísticos, pues además de su labor como poeta, comediógrafo, novelista y ensayista, fue pintor, músico, maestro estético y, sobre todo, un gran reformador social, convirtiéndose en una figura nacional muy respetada y honrada en India durante toda su vida. Admirado por el Mahatma Gandhi y por el político Nehru ha sido un referente literario y espiritual para millones de personas en el mundo
Nacido en Calcuta, en 1861, reticente a la enseñanza que se impartía en las escuelas clásicas se educó junto a su padre. En 1878 viajo a Gran Bretaña para estudiar leyes. Hacia 1882 tuvo sus primeras experiencias místicas que sería la base de su extensa obra poética.
Con una esmerada educación en varias lenguas ha dejado una producción profusa y variada. Escritas la mayoría en bengalí, y algunas en inglés, todas se caracterizaron por la abundancia de imágenes simbólicas y el empleo de un tono poético refinado y lírico, sonoro y colorista. Tagore practicó además con singular acierto la pintura y la música, la primera como forma de aproximación a la divinidad y la segunda, como expresión del alma humana.
El poeta hindú y desde hace décadas universal, nos ofrece una sinceridad y un equilibrio tal entre emoción y expresión literaria, que su obra mereció ser galardonada con el Premio Nobel.
J. C. Gª Fajardo
