¿Por qué a la operación en que habrían matado a Bin Laden le pusieron el nombre de Operación Gerónimo? Prescott Bush integraba, en 1918, la asociación estudiantil Skull & Bones (cráneo y hueso). Retado por sus colegas, invadió un cementerio apache y robó el cuero cabelludo del legendario cacique Gerónimo.
Dueño de tierras en Texas, Prescott se convirtió en un empresario de éxito en la industria del petróleo y fue íntimo amigo de John Foster Dulles, quien dirigía la CIA cuando ocurrió el asesinato de John Kennedy, en 1963. Dulles convenció a su amigo para que devolviera a los apaches el cuero cabelludo de Gerónimo.
Bush lo hizo, pero no pasó mucho tiempo hasta que los indígenas descubrieran que la cabellera restituida era falsa.
La amistad con Dulles le garantizó al hijo mayor de Prescott, George H. Bush, el puesto de agente de la CIA. George coordinó la invasión de Bahía Cochinos, en Cuba, en 1961, para intentar derribar al régimen implantado por la guerrilla de Sierra Maestra. A pesar de la derrota, fue nombrado director de la CIA, en 1976.
Prescott Bush aplaudió el olfato empresarial de su hijo cuando se hizo amigo de un empresario árabe que viajaba con frecuencia a Texas: Muhammad Bin Laden. En 1968, al sobrevolar los pozos de petróleo de Bush en Texas, Bin Laden murió en un accidente aéreo. Pero ya se habían consolidado los lazos de familia.
George Bush no lloró la muerte de su amigo. Andaba más preocupado con las dificultades escolares de su hijo George W. Bush, que sólo obtenía una nota media de C. Para entonces se complicó la guerra de Vietnam y, para evitar que su hijo fuera llamado a filas, George trató de enrolarlo en la fuerza aérea de la Guardia Nacional.
Papá George animó a su hijo a fundar, en los años 70, su propia empresa petrolera, la Arbusto (bush, en inglés) Energy. Gracias a los contactos internacionales que el padre mantenía desde sus tiempos en la CIA, George hijo buscó las inversiones de Khaled Bin Mafouz y Salem Bin Laden, el mayor de los 52 hijos del fallecido Muhammad.
Mafouz era banquero de la familia real saudita y estaba casado con una de las hermanas de Salem. Esos vínculos familiares le permitieron a Mafouz convertirse en presidente de la Blessed Relief, la ONG árabe en la que trabajaba uno de los hermanos de Salem, Osama Bin Laden.
En diciembre de 1979, George H. Bush viajó a París a un encuentro entre republicanos y partidarios de Jomeini para tratar la liberación de los 64 rehenes estadounidenses secuestrados en la embajada de Estados Unidos en Teherán. Se trataba de evitar que el presidente Jimmy Carter se valiera del episodio y perjudicara las pretensiones presidenciales de Ronald Reagan. Papá George hizo el viaje hasta la capital francesa a bordo del jet de Salem Bin Laden, que le facilitaba el contacto con el mundo islámico. En 1988 falleció Salem, como su padre, en un desastre de aviación.
Aquel año los soviéticos invadieron Afganistán. Papá George, que coordinaba las operaciones de la CIA, recurrió a Osama, uno de los hermanos de Salem, que aceptó infiltrarse en Afganistán para, orientado por la CIA, fortalecer la resistencia afgana contra los comunistas ateos.
En 1979, a petición de George Bush padre, director de la CIA, Osama, de 23 años, se trasladó a Afganistán para administrar los recursos financieros destinados a las operaciones secretas de la agencia contra la invasión soviética de aquel país. Preocupado con la ofensiva de Moscú, el gobierno de los Estados Unidos había entregado la mayor cantidad de dinero que la CIA recibió jamás para actuar en un solo país: 200 mil millones de dólares.
Cuando el presidente George W. Bush, después del 11 de septiembre, citó, como crimen anexo al terrorismo, el “aprovechamiento ilícito de informaciones privilegiadas”, sabía de qué hablaba. Pues, gracias a esas informaciones, Osama Bin Laden montó su red terrorista por el mundo, movilizando recursos a través de paraísos fiscales.
Si el cuero cabelludo de Gerónimo era falso, ¿quién garantiza que Bin Laden fue asesinado en una mansión paquistaní? ¿No hubiera sido más útil agarrarlo vivo y obligarlo a revelar todo sobre Al Qaeda? No dudo de que, en algún portaviones de los Estados Unidos, Bin Laden esté siendo torturado para que diga lo que sabe. Después basta con adoptar la “solución argentina”, o sea tirar su cuerpo al mar. Y para que no lo encuentren varado en alguna playa, quedan todavía los afilados dientes de los peces de las profundidades.
Frei Betto
Filósofo y escritor. Autor de “Calendario del poder”
Nota.- Los datos son del analista italiano Francesco Piccioni. Más detalles en el libro A fortunate son: George W. Bush and the making of an American president, de Steve Hatfield.