EL CRISOL – Pascual Mogica Costa
No quisiera parecer irreverente, pero creo que Su Santidad, Benedicto XVI, debería espaciar un poco más sus visitas a España. Los españoles somos hospitalarios y solemos recibir bien a quienes nos visitan pero la cuestión es que este ilustre visitante nos cuesta un pico cada vez que viene. Cuando aún está fresca la noticia dada por el diario Información el pasado 22 de octubre, de que el altar de la visita del Papa a Valencia en 2006 costó 600.000 euros, esa visita ya va por un costo de más de 20 millones de euros, desde la Generalitat presidida por Camps van dando cuenta del costo con cuentagotas, al parecer no informaron de golpe del montante total para que no nos diera un soponcio a los valencianos, pero como iba diciendo cuando aún no hemos salido del asombro de lo que costó el altar, 100 millones de las antiguas pesetas, desde el cual el Papa se dirigió a sus fieles, a sus fieles y a los curiosos porque seguro que de estos últimos había bastantes, hace unos días hemos podido ver la llegada a Barcelona del Papamóvil traído desde Italia a bordo de un avión C-130 Hércules del Ejército del Aire de España, el transporte me imagino que habrá resultado mucho más caro que si lo hubieran enviado por Seur, uno se pone a pensar y por un momento se sitúa en el lugar de Dios y piensa que si este bajara a la tierra y conociera y viera lo del altar y los del transporte del Papamóvil seguro que diría: O mi subalterno –el Papa- se ha pasado con lo del altar, o aquí alguien ha hecho su agosto. De esto último hay mucho, le remito querido lector al caso GÁ¼rtel. En cualquier caso hay que decir que esto sí es predicar por “todo lo alto”, no como Jesús que lo hacía subido encima de una piedra o desde un ribazo. En cuanto a lo del Papamóvil, decir algo que todos sabemos, que el hijo de Dios entró en Jerusalén montado en el lomo de una borrica sin que esta dispusiera de ningún tipo de blindaje, sabido es que en aquella época no había armas de fuero pero sin embargo sí existían lanzas, espadas, arcos y flechas y el arma más antigua: la piedra, luego había riesgo, existía el peligro de ser agredido y mira que algunos le tenían ganas a Jesús, sin embargo le recibieron con palmas y ramas de olivo entonces… ¿porqué tanto automóvil blindado? Cuando se representa a Jesucristo, a su Iglesia, esa Iglesia que construyó sobre Pedro, hay que hacerlo asumiendo los riesgos y no ocasionando gastos en unos tiempos en que hay mucha, demasiada gente, pasando hambre y calamidades. Jesús tenía enemigos, el Papa posiblemente también, pero Cristo les hizo frente armado solamente con la palabra, con su fe y sin demostrar temor alguno. En fin, esto está montado así y así será mal que nos pese.