Paga tú que a mà me da la risa, parece ser el lema de los Ayuntamientos de este paÃs que están estrangulando a las empresas que realizan trabajos para ellos con sus deudas excesivas y sus enormes plazos a la hora de pagar las facturas.
Sin embargo, no hacen lo mismo a la hora de cobrar y exigen a los contribuyentes que abonen sus tasas locales en tiempo y plazo, sin demorarse ni un sólo instante, en cuyo caso ya están preparados con la sanción pertinente.
HipocresÃa máxima la de los entes municipales, que deberÃan situar el pago de sus deudas como la prioridad máxima de sus partidas presupuestarias para evitar la sangrÃa de puestos de trabajo que están generando.
Porque una empresa pequeña que no cobra es una empresa pequeña que no paga, y una empresa pequeña que no paga es una empresa pequeña que no recibe material, y una empresa pequeña que no recibe material es una empresa pequeña que no puede trabajar, y una empresa pequeña que no trabaja es una empresa pequeña que tiene que cerrar.
Y asà una tras otra, sin solución de continuidad, en un ejercicio absurdo de hipocresÃa y de mala gestión de los recursos, porque una deuda contraÃda es una deuda presupuestada, una deuda estipulada en la partida de gastos, por lo que es una deuda cubierta con ingresos previstos. Cualquier deuda que haya contraÃdo cualquier Ayuntamiento deberÃa de haber estado respaldada por unos ingresos previstos reales, si no fue asà estaban construyendo castillos en el aire.
Unos castillos que ahora se desploman de manera inexplicable, porque una reducción de los ingresos por cargas impositivas municipales deberÃa de afectar a las nuevas contrataciones, nunca a las contrataciones pasadas.
Por tanto, basta ya de demagogia barata, politiqueo de alcantarilla y dimes y diretes sin valor social, los Ayuntamientos están en la obligación de pagar sus deudas en un plazo máximo de 90 dÃas para evitar asà que más empresas pequeñas tengan que echar el cierre.
No pueden olvidar las administraciones municipales que una forma de crear empleo es no destruyéndolo.