El 2013 ha terminado en el País Vasco con un panorama político para los ciudadanos no nacionalistas bastante desolador:
En el espacio de la derecha-centro derecha, tenemos a un Partido Popular, que de ser el referente de la unidad española y la lucha contra el terrorismo, ha pasado a convertirse en un partido Pijo-Pop, con una candidata mimosín, y cuya máxima ambición es convertirse en un apéndice del PNV, como ya lo fueran en su día EA y EB(IU), y con los cuales, seguramente, acabe compartiendo el mismo destino: Ir menguando elección trás elección hasta acabar desapareciendo fagocitado por la derecha nacionalista.
En el espacio de la izquierda-centro izquierda, tenemos a un ambiguo Partido Socialista, que lo mismo ofrece la mano al PNV que le lanza guiños a Bildu, y con un fracasado Patxi Lopez al frente, que ya tuvo la (y posiblemente única) oportunidad de gobernar y corregir la política nacionalista que durante décadas hemos sufrido los ciudadanos vascos, y que tan tristemente desaprovechó, limitandose a mantener una linea continuista de la política anterior. Su vaivén político intentando conquistar a los votantes peneuveros o abertzales no parece tener mucho éxito, más bien al contrario, está provocando la huida de sus votantes como ya le pasara a IU, que trás años de ser el socio servil de la derecha nacionalista, ahora solo aspira a conseguir algún escaño decisivo que pueda alquilar al mejor postor, ya sea PNV, Bildu o PSE.
La esperanza para los ciudadanos hartos del PP o PSE, a los que ya no se distingue del PNV, parecía pintar de rosa: UPyD en el ámbito parlamentario e Iniciativa Omnia en el municipal.
Por un lado tenemos a UPyD, que surgió como el equivalente a Ciudadanos, aprovechando la renuncia de la formación catalana a presentarse aquí, y que consiguió un representante en el Parlamento Vasco. Las esperanzas en esta formación, que pretendía ser una alternativa al PPSOE, se desinflaron junto con su militancia al ver como resultaba ser un partido mono temático, (como lo puede ser el PACMA, Equo o Los Verdes), y cuya principal función parece consistir en ser el portavoz de COVITE en el Parlamento Vasco, donde se dedica a atacar a Bildu por todo y por nada, y más pendientes de rascar unos votos en Madrid que de atender a los principales problemas de los ciudadanos vascos. La desmembración de IU en tres partidos donde cada dirigente nacional apoyaba a unas siglas distintas, sembró el caos entre sus votantes, permitiendo a los magentas conservar el escaño una legislatura más.
Por otro lado, con menos repercusión mediática pero con bastante más éxito, tenemos a Iniciativa Omnia, presente en una treintena de municipios y que lleva la democracia interna hasta el extremo de someter al voto de los afiliados todas las decisiones de sus representantes políticos. Su falta de ideología política concreta, ya que antepone a los ciudadanos a ésta, supone su principal desventaja, ya que puede suponer una fuente de conflictos internos, pues cada afiliado tiene la suya: izquierda, derecha, nacionalistas o no nacionalistas. Si esta mezcla explosiva acaba cuajando y se extiende por un territorio tan poco acostumbrado a la tolerancia democrática como es el País Vasco, puede suponer una revolución del sistema político actual.
Descartadas todas estas siglas, el espacio electoral para los no nacionalistas, sean de centro, centro-izquierda o centro-derecha, queda vacante a la espera de que algún partido se decida a reclamarlo. Uno de estos posibles candidatos podría ser Ciudadanos, ahora que se está extendiendo a otras comunidades como Madrid, Valencia, Andalucía, Baleares o Aragón, y ha puesto en marcha a nivel nacional el Movimiento Ciudadano, que pretende ofrecer una tercera vía a los ciudadanos españoles hartos de la partitocracia, y al que ya se le están sumando otros partidos afines, tal vez haya llegado ya el momento de que se presenten también en el País Vasco, ocupando el espacio electoral abandonado por el PPSOE y que UPyD ni ha sabido, ni querido ocupar.