EL CRISOL – Pascual Mogica Costa
La perla del partido conservador de USA, Sarah Palin, nos ha salido guerrera, si un día fue Aznar el que sugirió que Israel debía entrar en la OTAN, es ahora Sarah Palin quien pide que Georgia, antigua región de la UURRSS, entre en la OTAN con el fin de que si es atacada por Rusia pueda contar con el apoyo de la Alianza Atlántica, con lo cual queda muy claro que está dispuesta a declarar la guerra a Rusia si Georgia es atacada por ese país. Lo mismo que ocurriría en el caso de Israel en el cual la NATO tendría que entrar en guerra con casi la práctica totalidad de la nación árabe. O sea que nos veríamos metidos en la Tercera Guerra Mundial.
¿Se imagina usted cuanta paz habría en este mundo si Bush, Palin y Aznar coincidieran en un triunvirato con poder decisorio suficiente como para decidir a quien hay que atacar o apoyar? Ninguna. No habría paz. De todos modos hay que reconocer que como dice la popular canción, la chica es guerrera.
Por cierto, cuando salió el nombre y apellido de la aspirante a vicepresidenta de los EEUU, dije: ¡Hombre, Palin, esta es la de los palotes! Los palotes era una golosina, una «chuche» que se dice hoy, que la empresa ilicitana, de mi pueblo, de Elche, muy famosa y muy importante durante décadas y hoy prácticamente desaparecida, cuya razón social era la de «Damel» elaboraba. Damel creó este dulce en los años 60 y lo comercializó con el nombre de «Palin Palotes». Fue un producto que llegó a revolucionar el mundo de las golosinas. Los niños más que chuparlos los devoraban. Aún recuerdo aquella machacona canción que fomentaba la venta y el consumo de este dulce. Lo de «Palin» marcó una época.
Pero lo que Damel creó para endulzarnos la vida a todos poniéndole el nombre de «Palin Palotes», ha hecho que la casualidad, enmarcada dentro de un apellido, Palin, nos la quiera amargar.