Con voz propia, un veterano bregador analizaba la preocupante fiebre futbolera. Esa que los viejos roqueros bien conocen, pero que igual que el triste y doloroso estado de la dictadura cubana de los hermanos Castro, no suelen criticar en voz alta. Incidir sobre el gigantesco y envolvente “Pan y circo” futbolero que nos asola Algo que para las memorias no desmemoriadas de la izquierda, allá, cuando la dictadura de “Franco Cuadillo de España por la Gracia de dios” (nadie preguntó nunca ¿qué dios?), era tan ferozmente condenado.
Vivir para ver y escuchar, sentirse más desencantado, de aquí que se sopese, si cuando la dictadura de tan tenebroso y maquiavélico general – que nuca le tembló el pulso para firmar muertes de inocentes-, se vieron tantos ministros y gerifaltes en el palco presidencial del Bernabeu, tanta adulación mediática como ahora con estos ricos nuevos timoneles de la fiebre futbolera.
Pero no deseo que el posible lector de este artículo piense que el fútbol me molesta, todo lo contrario. Lo que ocurre es que para uno el balompié es como ese buen vino que saboreo todos los días aunque sin llegar a embriagarme. Bastante tenemos con la melopea mediática que nos asola en esos gabinetes de imagen, fabricantes de una mediocridad tan vulgar como indigesta.
Y puestos a hacer comparaciones con ejemplos de ayer y hoy sobre el endiosado y productivo “opio del pueblo”, “pan y circo”, podríamos sopesar si la “Copla andaluza”, el cuplé de aquellos tiempos del cuplé, fue tan dañino como hoy gran parte de los esperpentos guturales de mal gusto e insoportable vulgaridad. También se puede poner en un platillo las programaciones de las televisiones públicas y sus espacios dedicados a Semana Santa actual tan semejantes al pasado cuando el Movimiento Nacional era la “Reserva espiritual de Occidente” bajo palio.
Ciertamente, parodiando a Alfonso Guerra, a la España de hoy si se compara con los años del franquismo no la “conoce ni la madre que la pario”, pero si oteamos el presente palpamos como la izquierda con nómina mensual más viajes pagados ha perdido la razón histórica, su rica e sólida cultura, mientras la derecha continua subiendo al monte de la nostalgia, predio que nunca había abandonado, sino que lo tenía como coto de practica gremial hasta tiempos propicios para levantar la veda.
Y aquí estamos manteniendo el esqueleto y su pellejo, geografía de pobres y ricos. Minoría con bancos de mármol y masa pordiosera en bancos de piedra. Banqueros vigilando las monedas que reciben los pobres en las esquinas. Esta es la lucha por la vida. De manera que cada cual aguante su y pan-circo. Los ricos desde las alturas pidiendo protección divina. Los pobres esperando en los graderíos que le echen algunas migajas desde arriba. Pero por favor, que no nos tomen por tontos.