En las películas americanas y no tan americanas quien fuma es el malo, y los buenos lucen afeitados escrupulosos y músculos inflados. Steven Seagal, brazo armado de cemento, camisa ceñida al bíceps, luchaba contra esos malos malísimos, casposos, ceniza tendrían sobre los hombros, para salvar al mundo de las garras del imperio del mal: ataques terroristas y virus que ponían en peligro a la humanidad. En el año 2001, la realidad, con Bin Laden y la Torres Gemelas y hoy en 2009 con la gripe del cerdo, ha igualado esa ficción equilibrando las películas de serie B a las portadas de todos los periódicos del mundo. Palabras como protocolo, seguridad, cuarentena arrasan en las listas de las palabras con más sinónimos y gastadas, mientras, los malos seguimos fumando.
La ficción se ha nutrido desde el principio de los tiempos de las catástrofes más virulentas, exponiendo la debilidad humana ante la maldad. Libros como la Biblia se adelantaron dos mil años a las películas de sobremesa de Antena 3, creando un género de la desgracia de la población mundial. Películas como Spiderman o Superman justifican la existencia de Osama en la piel de Lex Lutor o el doctor Octopus. Otra película como 12 monos o libros como La peste o Ensayos sobre la ceguera, justifican la de la gripe del cerdo. Quizá tengan las claves para reaccionar ante estos supuestos malignos, quién sabe.
Lo peor de todo esto, aparte de que pueda ser un problema sanitario global, es la hipocondría que pueden llegar a alimentar, en la primavera que nos rodea, los ciudadanos que pasean a diario por nuestras ciudades con la boca tapada con esa telita azul o verde debido a los altos niveles de polen… Ay de Woody Allen si se encuentra con Michael Jackson.
La ficción se ha nutrido desde el principio de los tiempos de las catástrofes más virulentas, exponiendo la debilidad humana ante la maldad. Libros como la Biblia se adelantaron dos mil años a las películas de sobremesa de Antena 3, creando un género de la desgracia de la población mundial. Películas como Spiderman o Superman justifican la existencia de Osama en la piel de Lex Lutor o el doctor Octopus. Otra película como 12 monos o libros como La peste o Ensayos sobre la ceguera, justifican la de la gripe del cerdo. Quizá tengan las claves para reaccionar ante estos supuestos malignos, quién sabe.
Lo peor de todo esto, aparte de que pueda ser un problema sanitario global, es la hipocondría que pueden llegar a alimentar, en la primavera que nos rodea, los ciudadanos que pasean a diario por nuestras ciudades con la boca tapada con esa telita azul o verde debido a los altos niveles de polen… Ay de Woody Allen si se encuentra con Michael Jackson.