“Si la estructura no permite el diálogo, la estructura debe ser cambiada”. Paulo Freire.
Fue, Paraguay Independiente, la Nación más moderna…
Esta temática no es nueva ni original, existen muchos estudios y reflexiones con alta seriedad desde antaño, por tanto, nuestro abordaje tiene que ver con evocar una realidad, a nuestro modesto juicio, ineludible a la hora de realizar análisis que nos afectan cotidianamente y de tal modo, exponer un claro ejemplo de ella, y que además encontraríamos muchas muestras dondequiera que indagáramos en nuestro mundo y en todo tiempo.
En agosto del 2013 salió a la luz un artículo de nuestra autoría denominada “Enfoques cooperativos: Paraguay está más atrasado (comparativamente) hoy que en el año de 1864”, desde dónde lanzáramos un interrogante sin respuesta hasta la fecha: ¡Que expliquen cómo es posible!
Replicamos los tres primeros párrafos de aquel Enfoque:
El Paraguay Independiente de 1864 exhibía una economía consolidada y en franco desarrollo, prueba de ello son los indicadores inequívocos que nos ilustran convenientemente: ferrocarriles, telégrafos, fundiciones, astilleros, caminos, floreciente y ordenada producción, escuelas y becados, justicia social estricta, en fin.
Vamos por la negativa: no existían campesinos sin tierra, no existían mendigos o hambrientos, no existían explotadores, no existía un Estado corrupto e ineficiente, no existían saqueadores, no existía una dependencia económica y política exterior.
Fue, Paraguay Independiente, la Nación más moderna, ello se constata por el contorno de su estructura institucional y fabril obediente a un plan de desarrollo y crecimiento económico-social proveniente de viajes de investigaciones a la Europa fabril, especialmente de Inglaterra.
La escuela primaria, en especial en el ámbito rural, vinculaba los saberes interpuestos con la realidad de los educandos labriegos, tenían que ver con longitudes del terreno dedicado a la siembra, volumen, cálculos, mediciones, geometrías, precios, etc. El Estado comercializaba con ellos, no existía el expoliador acopiador privado. Esto no es un dato carente de significación, por el contrario, era el meollo de la educación práctica y directa del gobierno. Su impacto sobre las conductas y los hábitos dieron por fruto hombres y mujeres, laboriosos y confiados en sus dirigentes gubernamentales.
Esa acción pedagógica estatal ejercida, primero por el Dr. José Gaspar Rodríguez de Francia, y luego por los López, estuvo signada por el propósito central del desarrollo humano, la distribución equitativa de los bienes sociales, sostenida en la administración de la cosa pública con rigor ético. Toda esa acción pedagógica concreta fue devastada por los ejércitos de la Triple Alianza, cipayos armados del imperialismo inglés.
El Estado, lo sabemos hace muchos años, tiene, según su orientación ideológica, tres posibles actitudes ante el cooperativismo, de ataque, de indiferencia o de promoción.
Según sea el caso, buscará promover justicia social y solidaridad o desigualdad social e individualismo.
Hoy, desde el Estado, el pueblo recibe maltratos, la democracia y las instituciones devaluadas sólo enseñan desazón. Una pedagogía del desánimo.
Podríamos decir, entonces, que los gobiernos se expresan con sus políticas y en ella va incubado su carácter pedagógico. Así, del modelo gubernamental, se desprenden los objetivos formativos de conciencia, de hábitos, de puntos de vistas, resaltando y estimulando actitudes. Estos aspectos educativos penetran en las instituciones educativas como agenda oculta, reforzándolas.
Cuando los gobiernos descuidan la educación y la salud pública, cuando pagan deudas externas espurias, cuando dan azotes ante protestas, cuando se enriquecen vía corrupción, y muchos “cuando”, enseñan sumisión, mezquindad, desintegración social.
La humanidad, la naturaleza ya no resisten tamaña agresión. Se requiere, y de manera urgente, construir otra forma organizativa del Estado, sobre bases amigables, sobre bases cooperativas. El método de producción cooperativa y su expresión democrática participativa con revocación de mandatos en cualquier tiempo, nos aleccionan pedagógicamente que otro mundo es posible.
¡En la fraternidad, un abrazo cooperativo!!