Llegué al fondo. La miseria humana, como en mi caso, emerge con descaro visible. Si llegásemos a mirar más allá del realce humano, veríamos el relieve de quién es quién sobre esta nubosa marea en la que habitamos; desnudaríamos la verdadera esencia de nuestras particularidades y de quienes nos rodean.
Vileza y mentira son primos hermanos de la impotencia y enemigas irreconciliables tanto de la ética como de la sensibilidad; aborrecen la transparencia y el compromiso, siendo estos últimos la materia prima desde la cual forjan el ánimo superador de la mediocridad.
Hipocresía y cinismo intentan corromper voluntades libertarias, tratando de imponer lo superfluo por sobre lo importante y necesario al desarrollo de la vida; colocan cuñas imaginativas bajo veladas intensiones de distorsionar al “ser” y su fin.
En este tipo de sociedad capitalista, donde prima la moral del absurdo, sufren la peor carga en esta batalla velada, aquellos valores imprescindibles para la convivencia humana, como ser: coherencia y ética.
La violencia y la barbarie, emergen como lamentables protagonistas de nuestra actual época.
La integridad humana intenta consecuentemente sostenerse de manera denodada en busca de la verdad; bajo relación pensamiento-acción aprenden. Es en un esfuerzo ciclópeo frente la imposición del aparto social, que funda su base en relaciones sociales de dominación. Son estos, que al verse amenazados en sus privilegios, marginan la genuina participación de los trabajadores y el pueblo, sin ahorrar categorías difamatorias como “inadaptados sociales” o, “idealistas utópicos”. La represión que imparten desde el estado amigo de los burgueses que los ampara, no deja de ser un diálogo, por “otras vías”.
La desconfianza y resistencia hacia el «Status Quo» , es la forma de defensa primaria que los pueblos tienen para oponerse de los ataques y verbas de los ideólogos del sistema.
Mientras que la descomposición del sistema capitalista avanza, la misma se manifiesta en corrupción senil avanzada, intentando horadar los lazos solidarios creados por los sectores adversos a los intereses creados; generando grados de violencia cada vez más inauditos hacia los trabajadores y sectores afines. Provocan la acción de los explotados en busca de una solución definitiva que deje atrás la decadencia humana producida por el sistema burgués – y sus variantes-, comenzando a construir sobre otras bases sociales afines, una sociedad libre, verdaderamente democrática, sin guerras ni hambrunas.
Es el comienzo de un viaje prometedor…