Sociopolítica

Penados por el destino

La horca del siglo XV, la guillotina del XVIII, los fusilamientos del XX, la silla eléctrica, inyección letal… son las manos de los verdugos más legítimos del planeta.
El mundo ha evolucionado con el paso del tiempo, una década transcurre desde que el nuevo milenio le dio distinto color a la vida, es un color grisáceo y brillante, a tecnología y acero frío. Y con la vida crecen nuestros designios; echamos la vista atrás y observamos mujeres subordinadas, niños trabajadores y una importante falta de derechos hacia aquellos que no pertenecen a la alta sociedad. Sentimos el alivio de vivir nuevas eras y bajamos la mirada ante el terror de antaño, porque dicen que debemos mirar hacia el futuro disfrutando del presente, cualquier tiempo pasado fue peor.
En un diminuto rincón de la prisión de Baytown, en Texas, se termina el destino. La existencia ha dejado de tener sentido unos días atrás cuando la mente de un ser humano se ha centrado en los rezos hacia alguien en quien intenta creer a pesar de los duros momentos. Puede que la vida sea la antesala de algo mejor, aunque probablemente no sea del todo merecido. Y en ese momento son miles las plegarias que se escuchan en el silencio de sus celdas, buscan la evasión a sus sinos, cierran los ojos descubriendo las imágenes del recuerdo.
Son 87 los países que en la actualidad se designan a sí mismos como retencionistas hacia la pena de muerte, mantienen vivo en su ordenamiento jurídico el resultado de la muerte como castigo hacia ciertos delitos considerados muy graves por sus diligentes. Afaganistán, Cuba, Egipto, China, EEUU, Japón, Túnez… aceptan el aniquilamiento como solución ante los delincuentes de sus respectivas regiones.
Son muchos los defensores de esta tipología de castigo que proponen muy diversos argumentos. Puede que uno de los más utilizados sea el de considerar el carácter ejemplizante del castigo en sí; los protectores de esta teoría defienden que los futuros delincuentes, o delincuentes en potencia, darán un paso atrás al observar que sus antecesores han sido penados de este modo al actuar ilegalmente. Muchos han sido los estudios que desechan esta idea, en su caso la ONU según un estudio del pasado año 2002 concluye :”[…] no es prudente aceptar hipótesis de que la pena capital tiene un mayor poder disuasorio sobre los asesinatos que la amenaza y aplicación de la cadena perpetua, pena supuestamente inferior.” Otro claro ejemplo de oposición ante tal percepción fueron las declaraciones del Vicepresidente de la Cámara de Diputados Rusa, Vladímir Lukin, quien ha proclamado que numerosos estudios han demostrado que el ejercicio de la pena de muerte no reduce el índice de criminalidad.
Otra de las justificaciones deriva en la creencia religiosa de los diversos países, confirman su fe mediante la práctica de la Ley de Talión (“Ojo por ojo”). A pesar de encontrarnos en el siglo de los cambios y la evolución son muchos los estados que continúan centrando tanto política como legislación en la religión de su población. Imputan los resultados de sus decisiones jurídicas como designios de un ser superior a todos los hombres, con lo que ningún tipo de alegato podrá ser utilizado en su contra.
Además debemos añadir las dos Teorías en las que se fundamenta el quórum de los defensores de este tipo de sentencia. La Absoluta decreta que la pena máxima será sinónimo de la pena justa, “punitur quia peccatum est”, se ha de retribuir al autor del delito con una pena equivalente al mal que ha ocasionado. Y la Teoría Relativa que muestra el por qué del castigo basándose en la idea de crear contramotivaciones a los transgresores potenciales.
Existen observaciones consideradas más extremas que las anteriores, una de ellas es la idea del Doctor Lombroso, criminólogo italiano que estudió las tendencias innatas de los delincuentes, según el doctor “existen los delincuentes natos, con un tipo de patología. No es posible la resocialización con lo que la solución será la eliminación del sujeto”. En este estudio se basarán los partidarios de la pena de muerte como un método más rentable que la cadena perpetua, pues la manutención de los presos no debería recaer en los contribuyentes.
Contra los defensores se encuentran los opositores, grupos sociales que consideran totalmente errónea la práctica de la muerte como solución ante la delincuencia del país. Ante todo se centran en la idea del error judicial como posibilidad real, las decisiones judiciales son tomadas por hombres contra hombres, y el ser humano está expuesto al error en cada uno de sus pensamientos. Además, muchas de las Constituciones vigentes en el mundo mantienen en sus artículos la declaración del derecho a la vida como algo incuestionable y fundamental.
Así, se enmarcan en contra de las ideas del Doctor Lombroso estimando la posibilidad de que el hombre que delinque puede socializarse de nuevo para comenzar una nueva vida alejado del crimen.
Una facción o la otra, ambas poseen sus propios seguidores, simpatizantes de sus reflexiones y conclusiones. Y en las prisiones mil pasillos que se dirigen a un similar destino, paredones, camillas… buenas o malas decisiones han dado lugar a más de 4000 ejecuciones el año que ha terminado. Buenos o malos resultados que pretenden enseñar por la fuerza, mostrar el poder del Gobierno ante la falta contra su legislación.

Sobre el Autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.