Con el nuevo año llegan las buenos propósitos y entre ellos siempre se encuentra el de perder peso.
Lo primero que debemos tener en cuenta es que “perder peso” no es sinónimo de alimentación saludable y éste es el gran error que cometemos pasadas las fechas de atracones como las Navidades.
El ayuno no es la solución
Dado que se pierde peso de manera rápida pero poco saludable y nada efectiva en el tiempo.
A partir de hoy, muchos de nosotros decidiremos ponernos a dieta, por eso, la Dra. Amaro, directora médico en clínica Feel Good y autora del método patentado como la dieta definitiva, El Método Amaro, recomienda:
- Las dietas milagro no existen. Perder 3 kilos en una semana no es sano y sólo llevarán al tan temido efecto rebote. Debemos perder esos kilos de más de manera progresiva, perdiendo grasa y no líquidos y siempre a través de una alimentación equilibrada, que incluya todos los grupos alimenticios y bajo supervisión médica, sobre todo si existe alguna patología previa.
- El ayuno no es la solución. Si sometemos a nuestro cuerpo a una situación de estrés se pondrá en alerta y cuando volvamos a comer con normalidad todo lo que ingiramos lo guardará por si se produce una nueva etapa de escasez. Debemos hacer, ahora más importante que nunca, cinco comidas al día. Lo importante es lo que ingiramos, cómo lo hagamos y en qué cantidad.
- Retomemos el ejercicio físico. No es necesario acudir al gimnasio todos los días, lo importante es que adquiramos una rutina semanal que nos ayude a encontrarnos mejor. El tipo de ejercicio dependerá del sexo, la edad y la condición física de cada uno de nosotros. Caminar 45 minutos a paso ligero puede ser un buen comienzo. Lo importante es coger el hábito y mantenerlo.
- El desayuno debe ser la comida más importante del día. Evitemos los alimentos más calóricos y optemos por lácteos desnatados, zumo de naranja o limón y una pieza de fruta. Si no podemos evitar el pan, tomémoslo, a poder ser integral y con un poco de aceite oliva virgen o mermelada sin azúcar.
- A media mañana debemos tomar un pequeño tentempié. Podemos optar por fruta o yogures desnatados con 4 o 5 nueces. También fiambre como la pechuga de pavo o el jamón de york bajo en grasa puede ayudarnos a llegar a la siguiente comida con menor apetito. Lo que no debemos hacer nunca es llegar a la comida sin haber tomado nada desde el desayuno. Según señala la Dra. Amaro: “Hacer un tentempié a media mañana y a media tarde es bueno por dos razones. Por un lado, porque hará que no lleguemos a la siguiente comida con un hambre atroz y devoremos todo. Y la segunda, porque cada vez que ingerimos algo estamos poniendo en marcha nuestro metabolismo lo que significa que estamos quemando calorías. Por ejemplo, si tomamos una manzana que pueden ser entre 55 y 60 calorías y necesitamos 200 para digerirla, ya hemos puesto a nuestro metabolismo en menos 140-145 calorías.”
- Agua e infusiones. Es importante que bebamos entre 2 y 3 litros de agua al día en función del sexo, la actividad física que desarrollemos y si existe o no alguna patología previa. El primer vaso de agua debe ser en ayunas y, si lo que queremos es adelgazar, a ser posible fría (el cuerpo consumirá más calorías para calentarla). Tras los excesos es muy importante hidratarse bien entre otras cosas porque nos ayudará también a eliminar toxinas.
- Reducir el consumo de grasas. Si queremos perder peso debemos ingerir mayor cantidad de verduras, carnes y pescados. Verduras: optar por aquellas que son más diuréticas como los espárragos, alcachofas, lechuga, pepino, o lombarda. Carnes: optar por carnes blancas como el conejo, pollo o pavo. Evitar en la medida de lo posible la carne de cerdo y consumir de manera moderada la carne de ternera. Pescados: tanto el pescado blanco como el azul tienen propiedades beneficiosas y aptas en un tratamiento de pérdida de peso siendo los pescados blancos más hipocalóricos y diuréticos que los azules. Optar por pescado antes que carne si se busca perder peso.
- Tan importante como lo que comemos es la forma de prepararlo. Debemos evitar las salsas y rebozados cocinando al vapor, a la plancha o al horno y utilizar poco aceite (no debemos superar las dos cucharadas al día).
- Eliminar bollería, pan, galletas y dulces. Son alimentos muy calóricos y poco saludables. Si no podemos evitar pasar sin ellos, optemos por repostería elaborada en casa con ingredientes naturales (a ser posible integrales y con edulcorantes en lugar de azúcar refinado).
- Fruta. Es la gran aliada en los tratamientos de pérdida de peso. Se recomienda su consumo previo a la comida y la cena de tal manera que nos ayude a saciarnos y llegar con menos hambre a las comidas más fuertes del día. Manzana, piña, naranja, kiwi o pera son las más recomendables debiendo evitar frutas como el plátano, la chirimoya, las uvas o el aguacate.
“Estas recomendaciones son en términos generales pero cada persona tiene unas necesidades o patologías que harán que sea necesario incluir o excluir alimentos que puedan estar recomendados o no en otros casos. Por esta razón, los médicos siempre insistimos que sean los que sean los kilos que se quieran perder se hagan siempre bajo supervisión médica y con un estudio de salud previo” añade la Dra. Amaro.
En lo referente a la pasta, arroz y legumbres, si lo que pretendemos es perder esos kilos de más, es recomendable excluirlas para ir incorporándolos poco a poco a nuestra alimentación. Esta introducción se debe hacer de manera paulatina y será el médico nutricionista quien te vaya indicando los pasos.
Someter a nuestro cuerpo a dietas hipocalóricas o disociadas cada cierto tiempo es perjudicial para nuestra salud. Lo importante es adquirir unos hábitos de alimentación saludable que podamos mantener de por vida y no volver a hacer dieta nunca más.
No se trata de lo que comemos sino de cómo lo comemos y cuando lo comemos.