EL CRISOL – Pascual Mogica Costa
He de reconocer que me he equivocado en varias ocasiones y de alguna forma he confundido a todos aquellos que tienen la atención de leer mis comentarios o reflexiones. Por todo ello pido disculpas.
El hecho es que en más de una ocasión he dicho que lo del juicio del caso GÁ¼rtel se está retrasando demasiado y en ocasiones he llegado a insinuar, o afirmar, que no se celebrará nunca. Me equivoqué de medio a medio. Ya han empezado los banquillos a acoger a alguno o algunos de los implicados. El primero ha sido el portavoz del PSOE en las Cortes Valencianas, Ángel Luna, cuya implicación en el caso ha consistido en “apretarle las tuercas” al impoluto, lo digo por lo de la limpieza de los trajes, presidente de la Generalitat Valenciana, Francisco Camps.
Por otro lado el juez del TS que instruye el caso de Baltasar Garzón por su implicación al “destapar” el caso GÁ¼rtel, como es sabido Garzón ya ha sido apartado de sus funciones y la instrucción de los hechos que le “incriminan” en el caso ya está prácticamente finiquitada, por lo que es muy posible que el juez Garzón pronto se encuentre al “otro lado de la mesa”, es decir, en el banquillo, para ser juzgado. ¿Quién ha dicho que la justicia española es lenta? Pues quien lo haya dicho se equivoca. Y yo soy uno de esos que la han errado.
Imagino que el resto de implicados en el caso GÁ¼rtel ¿hay más, aparte de Ángel Luna y Baltasar Garzón? Pregunto. No sé. Los demás implicados, caso de haberlos, se habrán sentido maltratados y ofendidos por no ser ellos los primeros en “estrenar” el banquillo y que el juez de turno vaya a tener ese “detalle” con su colega Garzón y lo haya tenido con el socialista Ángel Luna. Yo en eso les doy la razón. Aquí ha habido amiguismo y afinidades políticas. En este país la justicia, desde tiempos inmemoriales o que vale más no recordar, siempre ha tenido esa “deferencia” con la izquierda. La historia nos habla mucho de ello. Acabo como empecé, pidiendo disculpas y prometiendo que jamás volveré a poner en entredicho la celeridad de la justicia.