Zapatero se marcha a Estados Unidos, una semana, una semana libre, feliz, lejos de la crisis, al menos de la nacional, intentando arreglar el mundo, o por lo menos hacerse una fotografía con otros Presidentes, con otra gente importante, que algunos sí están haciendo algo por sus países, sí que están sabiendo entender la situación, la complejidad de la misma y están aportando ideas para resolverla.
Y llega a Estados Unidos, a un país en el que la crisis ha pasado a segundo plano, porque ahora el debate es otro, el debate es sanitario, es un debate sobre la conveniencia de incrementar la cobertura sanitaria, o no, a toda la población.
Porque ahora en Estados Unidos toda la sanidad es privada, sujeta a seguros médicos que o bien se contratan de manera privada, los menos, o bien van incluídos en los beneficios sociales de los salarios que cobran los trabajadores. Ello provoca que demasiada gente no tenga ninguna cobertura, la gente que no se puede permitir un seguro médico porque no trabaja, o la gente que trabaja para compañías que no se hacen cargo de estos seguros médicos.
Desde un punto de vista social y europeo parece de sentido común el buscar la fórmula para que todos los ciudadanos estén cubiertos, de alguna forma, sanitariamente hablando. Sin embargo, Estados Unidos es la cuna del individualismo, del esfuerzo personal, y promueve que cada uno tenga lo que se merece. Allí la solidaridad no es un valor generalizado, más bien una locura transitoria de algunos visionarios que intentan ayudar a los demás, más allá de la beneficiencia, que no es lo mismo que la solidaridad.
Ahora Obama pretende ofrecer a sus ciudadanos una cobertura médica adecuada, y es necesario porque allí una consulta médica privada ronda los 500 dólares, lo cuál supone una auténtica fortuna para aquellos que no se lo pueden permitir, por lo que acaban por no ir al médico a pesar de estar enfermos.
Pero se ha encontrado con la negativa del Partido Republicano que entiende que este tipo de medida supondría un incremento de la tasa impositiva o una desviación de fondos desde otras partidas presupuestarias, por ejemplo, la defensa. Consideran que una generalización de la medicina provocaría un incremento en la mediocridad de la misma, amén de eliminar la barrera clasista que supone el poder tener una atención sanitaria u otra.
Obama tiene mucho mérito por intentar plantear este debate en Estados Unidos, aún a sabiendas de la pérdida de popularidad que esto le supone, pero Obama entiende que ser Presidente de un país supone implementar medidas impopulares, independientemente de los titulares que provoquen o de la pérdida de votos que generen.
Confío en que Zapatero aprenda algo de Obama, y aproveche sus paseos por la bella ciudad de Pittsburgh, dónde la calzada se cruza en diagonal, no en línea recta, para entender que ser Presidente supone tomar decisiones sin importar lo que la prensa dirá al día siguiente.
Zapatero se marcha una semana a Estados Unidos, para la Asamblea de la ONU y la reunión del G-20, una semana sin crisis, una semana tranquilo, pero cuando vuelva, todo seguirá aquí, igual que cuando se marchó.