Escribo desde un bonito lugar junto a la playa; me encuentro en Punta Umbría Huelva) y desde la terraza de mi hotel, estoy viendo en una calle cercana al mar, donde trabajan varios obreros en lo que considero es un chapuceo de arreglo de esta calle (que se encuentra bastante bien) y que lo hacen junto a un cartel enorme y el que anuncia, en grandes caracteres el citado plan, detallando a continuación y en tamaño menor lo siguiente: Plan Español para el Estímulo de la Economía y el Empleo: Y que como sabemos fue ese plan rápido y que engrosó la deuda pública española, gracias al movimiento de chistera de nuestro nefasto y devastador presidente actual del Gobierno de España, el que por este arte de malabarismo, facilitó una cantidad por habitante ha todos los municipios de España (Enorme en su conjunto); los que eso sí, en cada obra u «obrita», tenían que colocar estos grandes carteles para gloria gubernamental y los que no sirviendo para nada, sería curioso saber el dinero que han costado en su totalidad.
Pero es que días atrás en prensa nacional (ABC 18-06-2009) se publica en grandes titulares lo que sigue: «Barcelona destina 264.000 euros del Plan E a arreglar la caseta del jardinero de un parque»… Por si no se han dado cuenta de la cantidad, tradúzcanla a pesetas y verán que son casi cuarenta y cinco millones.
Imaginemos lo que estará ocurriendo en todos o casi todos los municipios españoles, que de buenas a primeras se han visto sorprendidos e inundados con miles y miles de millones de pesetas y que tienen que gastar a gran velocidad y sin tiempo (ni posiblemente ganas) de complicarse la vida y estudiar obras que sean útiles y rentables y que por tanto, produzcan la riqueza necesaria y conveniente, para hallar ese valor añadido que debe pretender toda inversión de futuro. Imaginemos la voracidad municipal y «allegados o compinches», para colocar ese dinero cuanto antes mejor, justificarlo legalmente y que en esos trasiegos se pierda cuanto más dinero mejor y encontraremos una versión más, del malgasto, malversaciones y corrupciones múltiples con que ya nos han acostumbrado estos nuevos gobernantes que dicen serlo.
Pero ahora yo señalaré varias cosas de mi municipio y estoy seguro que como ocurre en el de Jaén, ocurrirá en infinidad de ellos.
Aquí el suministro de agua potable lleva la infinidad de años que está en precario; puesto que asociado el de la capital al de otras veintidós poblaciones más en las que entran algunas de la vecina provincia de Córdoba; no está resuelto ni mucho menos. Dependemos de unos acuíferos que no sabemos lo que pueden aguantar y de un pequeño pantano que apenas nunca estuvo lleno, puesto que las entradas son inferiores a las salidas cuando de él se necesita y llega un momento en que hay que olvidarlo (Pantano del Quiebrajano). En otro lugar se construyó otro pantano mayor (el del Víboras) pero lleva muchos años inservible, sencillamente por cuanto las canalizaciones para interconectar al resto de la red no han sido ultimadas; eso sí allí han acudido gran cantidad de anátidas para consuelo y satisfacción de los ecologistas.
Hay desde bastantes años atrás, un proyecto de regulación de aguas o presa de laminación, para controlar un río que cuando hay tormentas y arrastra riada, produce daños cuantiosos; pero que entre tirios y troyanos y discusiones bizantinas, sigue sin ni ser iniciadas las obras, por lo que el próximo período de tormentas ocasionará nuevos daños y algunos muertos más puesto que ya hubo algunos.
Jaén es el territorio donde más y de más calidad, han sido encontrados vestigios de la civilización Ábera o Ibera; por lo que fue proyectado un museo monográfico, ya que los fondos con que se cuentan, están almacenados en sótanos del actual museo y no hay espacio para exponer ni la mínima parte de todo lo que hay. Pues bien, se llevan no se ya cuantos lustros, «mareando la perdiz» y el solar con que ya se cuenta para el mismo, está… «criando cigarrones, salamandras, gatos y otros animales»; no se ha excavado ni la primera zanja para los cimientos. Este museo y por su singularidad, será un atractivo turístico y de investigadores, de primera magnitud.
Nuestros hospitales se han quedado anticuados y los mismos médicos están clamando por que son necesarias nuevas y concentradas instalaciones, para paliar la dispersión y precariedad (se habla de contaminación bacteriana) de las que hay, algunas de las cuales tiene más de sesenta años de antigÁ¼edad.
Estas cosas y en país medio civilizado, yo creo que sólo ocurren en España.