No fue así, ni mucho menos, como se comportó Podemos en las elecciones al Parlamento Europeo. No fue así. En aquella ocasión actuaron como auténticos caballeros.
En tanto que en los comicios del 20-D, su comportamiento no ha tenido el mínimo nivel de calidad, y de esto hace, como quien dice, tres días. ¿Qué ha ocurrido? ¿Cómo se puede cambiar de esa manera, en tan escaso tiempo? ¿Cuándo engañan y cuándo dicen la verdad?
En la política puede haber fariseos, enredadores. Pero no se olviden que delante de todo eso está todo un pueblo observando cada palabra, cada movimiento de las personas a las que acaban de votar. Y así las cosas, ¿dónde se esconde la verdad de Podemos? Diríase que la vitoria se les había subido demasiado pronto a la cabeza, sin tan siquiera haber ganado todavía la batalla; algo que en política es un burdo atrevimiento. Creo que ellos se han enfadado con ellos mismos, ¿y todo porque el listón de los votos esperados se ha quedado a medio camino del esperado?
Si algo existe que antes se señale con el dedo es la prepotencia, la petulancia, creerse de antemano los mejores, y pensar que el resto es paja; el dar ya por hecho lo aún no comenzado; el creer que porque, a golpes de sondeo, ya se tiene en la mamo el trofeo de victoria… Luego, cuando llega la hora de verdad, por el solo hecho de no alcanzar lo que presumiblemente se esperaba, insultan, dañando así, en lo más hondo de su ser, a muchos ciudadanos honrados que se habían creado falsas esperanzas.
Y es que, quienes pierden el norte de la ética y, los que practican una estética poco ortodoxa, tarde o temprano caerán en la cuenta de que así no se llega a ninguna parte.
Pues no es ese el mejor de los caminos para aproximarse al pueblo. Sin tan siquiera esperar el final del recuento de votos ya estaban imponiendo condiciones, como si fuesen los mandamases. Momento que aprovechan para dar a la luz algunas cosas antes nunca oídas, al menos por mí. Es entonces cuando uno se da cuenta de que son personas que no respetan a sus semejantes, o acaso no saben respetar. Como saben que al final saldrá lo que tiene salir, un día les volverán la espalda, y a otra cosa.
Antes, cuando aún éramos más analfabetos que hoy, y hallábamos sometidos por la dictadura de Franco y por los terratenientes, con peor distribución de la riqueza, y más escaso y pobre trabajo, que ya es decir… hoy nos siguen tildando con los mismos adjetivos, soeces.
Creo que deben reflexionar. Son jóvenes. Tienen tiempo. Puede que les falten formas. Y un poco de respeto por los demás. Recuerdo una frase de Noel Clarasó que decía: “Un político es un hombre que cree representar la opinión del pueblo, sin habérsela preguntado jamás”. Pues si son así los que así parecen, que no sean políticos.