La pregunta es bien sencilla, ¿dónde estaban los partidos de izquierdas y los sindicatos cuando el pueblo ocupaba las calles y plazas como rechazo de las políticas económicas neoliberales y en defensa de sus derechos individuales y sociales y de la Sociedad de bienestar frente a su privatización: la vivienda contra los desahucios, la educación pública, la sanidad pública, las políticas de inversiones del Estado y reducción de los beneficios privados como las eléctricas…etc.?
Se empeñan en petrificar una situación política, creada hace más de treinta años, a pesar de que, porque la situación política, social y moral ha cambiado, los tiempos también han cambiado. Al final la presión del movimiento exigirá e impondrá un cambio de responsables políticos.
El movimiento social, que ha creado su propia expresión política “Podemos”, es una consecuencia de las políticas neoliberales, pero es también es una reacción crítica contra los partidos tradicionales de izquierdas y a los propios sindicatos.
¿Cómo es posible que existiendo una izquierda y unos sindicatos los ciudadanos se hayan movilizado por su cuenta engendrando sus propias formar de organización y representación? ¿Cómo es posible que las bases sociales de estas izquierdas y sindicatos les hayan dado la espalda? ¿Han entendido las izquierdas las causas, significado y consecuencias de estas movilizaciones populares espontáneas?
No pueden entenderla porque si fueran capaces comprender lo que está ocurriendo no habría ocurrido. No habría podido ocurrir porque hubieran sido ellos, los partidos de izquierdas y los sindicatos, quienes hubieran estado en los orígenes de la ira popular, potenciándola y dirigiéndola contra las políticas neoliberales.
Estas izquierdas convencionales y sus sindicatos han dado muestras de agotamiento. De estar y vivir completamente alejados de la realidad social que está engendrando una política neoliberal cuyo resultado es que cada día más somos más pobres y cada día menos son más millonarios. Esta es la tendencia que nadie va a impedir que siga su curso si no es con las movilizaciones populares en ninguna de las cuales han estado las izquierdas.
Ya es triste contemplar cómo ningún partido y ningún sindicato estuvieron ni en sus orígenes ni en su desarrollo en la base de este movimiento popular. Si no estuvieron en el lugar adecuado en el momento exacto, es porque ignoran lo que está ocurriendo en la calle, en los barrios, en los institutos, en las universidades, en la sanidad, en las fábricas… Ignoran todo lo que preocupa a los ciudadanos.
Resulta patético observar cómo, ahora, desde fuera del movimiento tratan de tomar las riendas del mismo quitándose la corbata y descamisándose. Esta reacción estética sigue demostrando que no son capaces de entender nada y por tanto no son capaces de reflexionar ni sobre sus propios errores, ni sobre su función social. Y es lógico que no tengan capacidad para entender ni para corregir porque estas izquierdas se han institucionalizado.
Institucionalizarse significa que han dejado la calle, la universidad, la fábrica, el tajo por el Estado. Que no se han enterado porque carecen de sensibilidad social, de ideología progresista y de programa político económico alternativo al neoliberalismo. Se han integrado en el Estado, por eso es una izquierda institucionalizada, y se han identificado con el neoliberalismo, por eso es una izquierda que ha perdido su función social de defensa del Estado de bienestar, de la calidad de vida y de la justicia social. Que ya empieza a ser alarmante que tengamos que volver a hablar de justicia social.
Estas izquierdas tradicionales, instaladas en el Estado, han dado de sí todo lo que podían dar. Implicadas, comprometidas y beneficiadas por la corrupción. Alcaldes, concejales, diputados, sindicalistas…que tienen sueldos inalcanzables para cualquier ciudadano, que además de sus sueldos tienen sobresueldos, prebendas y beneficios ¿qué sensibilidad pueden tener para entender nada de lo que está ocurriendo si se sientan en la mesa del banquete que se están dando las oligarquías financieras y empresariales?
Ya no basta con quitarse la corbata y descamisarse para parecer de izquierdas. Ese gesto es ridículo porque da por supuesto, además, que los ciudadanos son imbéciles. Como si no supieran cuáles son sus problemas y sus soluciones. Es tan sencillo criticar a las izquierdas de haberse desentendido de los problemas de los ciudadanos y haberse dedicado a incrementar sus cuentas corrientes como comprobar éstas y su ausencia en las manifestaciones. Bien simple.
Estas izquierdas ya están agotadas. La clientela y el amiguismo son hoy día la base social de la izquierda. Resistirán mientras los beneficiarios de sus prebendas, mientras sus “clientelas” sindical, política y social puedan seguir siendo beneficiadas con los presupuestos de las administraciones.
Lo que acabará ocurriendo como consecuencia de la falta de recursos por la crisis y por la acción de los jueces contra los corruptos. Una paradoja que sean los jueces quienes limpien las izquierdas de corruptos. Luego los hay. Y bien alto.
El movimiento en torno a “Podemos” puede dar mucho de sí generando, no sólo una nueva esperanza de regeneración moral progresista y de contención de las políticas neoliberales, sino como germen de nuevas fuerzas políticas que se irán organizando a partir del movimiento.
Si las izquierdas no sirven para nada porque no defienden el Estado de bienestar, ni aquí ni en la Unión europea, la única esperanza que nos queda es el movimiento “Podemos” y su difusión por toda Europa. Es lo único que tenemos. Para empezar a trabajar.
Pero lo más admirable es que “Podemos” no pide nada ni del otro mundo ni de la Luna, está pidiendo simplemente defender, conservar y garantizar: la enseñanza, la sanidad, la vivienda contra los desahucios, una política económica antiliberal que se preocupe de crear empleo y no de enriquecer a los ricos, de reducir la deudas. ¿Por qué no hicieron todo esto las izquierdas institucionales