La Política
Los políticos en el poder, como amas de llave de los ricos, practican las políticas de los ricos, que para eso les pagan sus campañas y les arropan.
Sin embargo la injusta distribución de los recursos públicos (léanse impuestos y otros beneficios del Estado) empobrece a la ciudadanía en la misma medida que se usan a favor de minorías privilegiadas por los que gobiernan una nación.
Lo que uno posee de más, otro lo posee de menos
Esta es una realidad básica, elemental. Y la política debería servir justamente para evitar ese tipo de cosas, pero nunca lo hace, claro está.
¿Deberíamos entonces adoptar la postura del desencanto, el enfado o la indiferencia de esas mayorías de jóvenes que sufren la mala administración de gentes sin conciencia que dirigen el país? ¿O deberíamos evitar que ese tipo de gentes ocuparan cargos públicos?
Ya me parece escuchar a los que dicen: “Sí, eso parece razonable, pero este es un sistema capitalista y los políticos, aunque sean las amas de llaves de los ricos, se eligen en las urnas”.
Entonces opongámonos al capitalismo activamente. Eso quiere decir no desear ni consumir más de lo necesario para tener una vida digna, si es que eso de consumir se puede elegir; significa huir de las propuestas de distracción que se nos ofrecen para evitar que pensemos por nuestra cuenta; significa no votar a quienes han defraudado siempre a los más pobres y elegir a los que proponen medidas más justas y nuevas y no son subvencionados por los poderes financieros.
Cargos revocables
Pero cuando se les vote, que se comprometan públicamente y ante notario a cumplir sus promesas, y cuando no las cumplan puedan ser despedidos por sus votantes, obligados a devolver cuanto hayan recibido por su cargo, y ser inhabilitados para ejercer cualquier otro cargo público.
Esta debería ser la primera ley de un Parlamento digno. Puede ser un buen principio para que la política tenga razón de ser, sirva a quienes tiene que servir, y se evite el favoritismo, la corrupción, el compadreo, el clientelismo, y todo eso que distingue a la Política con mayúsculas de esto que tenemos hoy: el politiqueo de trileros y jugadores de póker.
Esto parece sencillo, pero no lo es, porque tiene enfrente dos poderosos enemigos
Dos enemigos de políticas justas
- Uno, está dentro de nosotros contagiado por el Sistema de los ricos, y nos empuja a querer tener, desear, poseer, destacar, ser admirados; esas cosas del ego que los ricos muestran en alto grado.
- El otro está fuera. Es la organización política, económica, militar, policial, cultural y religiosa del mundo rico que tiene el poder en el mundo entero. Contra este enemigo no se puede ir desde fuera, no se puede ir con armas físicas ni violencia, porque se tiene las de perder, como muestra la Historia. A este enemigo solo se les puede derrotar desde dentro, desde la suma de las conciencias libres de todo esa basura del ego, de admirar sus logros y tener su poder y renombre, que son, ay, las razones por las que los pobres diablos les votan.
Por no adoptar la lucha contra el enemigo interior-que vencido podremos cambiar el mundo- los partidarios de los ricos ganan elecciones, siguen aumentando su poder y hacen más difícil la vida de todos, incluida la vida de los animales y del resto de la naturaleza debido a su voracidad sin límites.
No nos hagamos ilusiones: no podemos solucionar nuestros problemas personales, o los problemas sociales y de la gente, sin cambiar los principios espirituales negativos (mío, mí, para mí, separa, ata, domina) que nos han llevado a este mundo terriblemente desigual, oscuro, cruel y absurdo que hemos construido y que ahora comienza a hacer aguas por todas partes por antinatural, antihumano y anti divino.
Para curar a este mundo enfermo debemos curarnos cada uno del virus que lo creó y quien esto escribe no conoce mejor remedio que seguir los Mandamientos y el Sermón del Monte de Jesús como guías para que esta humanidad sumida en el caos y la incertidumbre encuentre el camino de vuelta que le impida caer al abismo cierto al que esta civilización se dirige sin remedio, porque es un barco que hace aguas por todas partes en manos de piratas, guerreros y saqueadores cualquiera que sea el uniforme que vistan y los sombreros que cubran su cabeza.