Es indudable que las personas dependientes van a encontrarse con serias dificultades para ser debidamente atendidas cara al próximo año aunque hay que resaltar que no es que en la actualidad lo estén, ni mucho menos, y las van a tener porque en los Presupuestos Generales del Estado (PGE) el Gobierno le ha dado un nuevo “mordisco” a la dotación económica para atender sus ineludibles e imprescindibles necesidades recortando en un 46% la ya de por sí crónica escasa aportación presupuestaria para esta atención.
Eso sí, los partidos políticos van a ver aumentada la subvención del Estado en un 28% tal y como se refleja en el PGE. Dicen que este 28% de aumento es debido a que se acercan elecciones y los partidos van a necesitar mucho dinero. No entiendo el porqué de esta necesidad en tanto en cuanto todos los partidos disponen de espacios gratuitos en la totalidad de los medios de comunicación, TV, radio y prensa escrita y alguno, caso del PP, en las hojas parroquiales y homilías dominicales, suficiente para dar a conocer sus “ofertas” electorales, aunque ya se les conoce demasiado, ante la opinión pública. La gente les va a votar igual sin que haya necesidad de gastarse dinero en desplazamientos para dar grandes mítines prometiendo hasta el meter y en mecheros, pañuelos, bolígrafos, pegatinas, chapas, banderolas, gorras, bolsas, cartelería, pancartas, megafonía, sillas, tarimas y toda la parafernalia de objetos de regalo para repartir durante el desarrollo de los diferentes actos que organizan que aunque cueste creerlo suman un montón de millones de euros. Pero por lo que se ve eso de la austeridad no cuenta para las diferentes formaciones políticas.
Foto: furlinCada vez que se habla de la necesidad de potenciar y no de debilitar el contenido de la Ley de Dependencia, desde el actual Gobierno argumentan que Zapatero hizo una ley pero que no había dinero para ponerla en práctica, cargando a las autonomías el costo de la misma y que los entes autonómicos no disponen de dinero para ello. Evidentemente eso de que no disponen de dinero es una boutade, una sandez, dinero si hay, lo que ocurre es que no se emplea en aquello que debe ser obligatoriamente prioritario y el atender a las personas dependientes lo es. No sé lo que se da en otras comunidades autónomas, pero aquí, en la valenciana, sí hay dinero para construir la Ciudad de las Artes y las Ciencias, la Ciudad de la Luz, El Parque Temático “Terra Mítica”, patrocinar la Copa del América, la Volvo Ocean y el Gran Premio de Fórmula 1, y construir un aeropuerto, el de Castellón, donde no operan las compañías aéreas, y tantas y tantas obras faraónicas que han costado miles de millones de euros y que todas ellas no generan más que pérdidas de mantenimiento muy importantes.
A esto se le pueden añadir los costos de las visitas del Papa a Valencia, que deben de ser de los de aquí te espero, pues no hay forma de que los valencianos sepamos, porque tenemos derecho a saberlo, cual ha sido el montante económico de toda la parafernalia y la pompa que rodeó a estas visitas.
Dicen que la Ley de Dependencia no se puede aplicar porque no hay dinero. Dinero si hay, pero para lo que se quiere. El pasado día cuatro el periódico Información de Alicante nos contaba que el Consell, el Gobierno valenciano, pagó 538 millones de euros, en cuatro años, en gastos de altos cargos y contratos “a dedo”, 538 millones de una llamada “caja fija” de cuyos fondos pueden disponer libremente consellers y altos cargos para gastos “menores”. Menos mal que es para gastos menores, aunque muy posiblemente si algún día no enteremos del montante de los gastos “mayores” podamos sufrir un “yuyu” de mucho cuidado. Mejor no saberlo. Ojos que no ven cabreo que no pillas. Si, si hay dinero pero es palmario que está mal administrado, que está en manos de políticos manirrotos que no ven más allá de la punta de su nariz y que son unos despilfarradores que no se han dado cuenta de que el dinero que manejan no es suyo y que por tanto hay que tratarlo con mucho “cariño”. Dicen que no hay mal que cien años dure, pero este mal de estar en manos de políticos mediocres ya va durando demasiado, pero la paciencia, como todo, tiene un límite.