Un tertuliano político, de nombre Francisco Marhuenda…
“’La clave’ de José Luis Balbín, introdujo en la lejana España de la Transición un producto televisivo que ya gozaba de gran predicamento en los medios anglosajones: la tertulia-debate. Desde entonces, el producto vino representándose con desigual suerte, en multitud de horarios, formatos y cadenas. La llegada de el Gato al Agua establecería las bases que atrapa definitivamente a la audiencia: una tertulia ágil en prime-time…”, según la Gaceta.es.
Es lo que se hace hoy en la televisión
Sin duda, lo necesario para estar informados, sobre todo para aquellos que llevan la política en la sangre, que cada día seremos más.
Y viviremos en un lugar libre y abierto donde cada uno puede aportar su granito de arena a la colectividad nacional.
Lo malo de esos políticos es que cargan con el peso de la vulgaridad, eso en unos casos; y en otros, la pomposa figura pregonera, de lo que ni siquiera alcanzar a conocer el significado del término verdad. Dado que la mentira guarda el lugar y el orden donde se esconde su contenido, la esencia pura de la realidad de lo cierto.
Aunque a decir verdad, es la televisión la que gana casi todas las partidas, lugares cuasi sagrados donde acuden políticos y tertulianos de todo tinte. Con la casi seguridad de que cada uno dirá seguramente lo que piensa y cree, lo que es o puede ser; lo que él sabe lo que es, solo que no lo considera idóneo para decirlo en público. Pues, como en la calle, en las pantallas se mezclan churras y merinas.
El tertuliano Marhuenda
Para ilustrar el texto, la pasada semana, mientras desayunaba, como un día más de mi vida, vi y oí comentarios hirientes de un tertuliano y político. Natural. Y escuché algo que me dolió, aunque no demasiado, pues ya es bien conocido su perfil. Se trataba del comentarista de de la TV y director del diario La Razón, que, al referirse a los socialistas, dijo algo así como que lo que le preocupa de los socialistas es su escaso nivel cultural…
Esto, o algo parecido, algo que yo ya lo había oído en otras ocasiones.
Y ese día, buen profesor, en cada intervención, cada vez que abría la boca, lo primero es hablar de su currículo, alardeando de que es profesor universitario, etc, etc. Como si alguien le hubiese preguntado.
Y aunque puede que diga parte de verdad, dicha verdad estaría justificada, y si no lo entiende, que desglose las siglas del partido socialista: PSOE, partido socialista, obrero, español. Es decir, por lo general, se trata de un partido de gente trabajadora, ciertamente en contados casos de escasa preparación. Pero esa historia ya es pasada. Hoy ya no.
Miren, para componer su primera estructura de las listas de congresistas y senadores, imagino que lo pasaron canutas.
Lo que demuestra que uno se rehace de todo, solo cuando se vive en democracia.
Antes en el PSOE eran analfabetos; ahora son universitarios. Antes en el PP no había ladrones. Ahora… resulta indignante.
Así que, por favor, señor Marhuenda, preocúpese usted de sí mismo.
Aunque esto solo sea un puro decir.