Que no me cuenten la historia de la soberanía de la Franja de Gaza y Cisjordania ni el status de la parte oriental de Jerusalén ni el destino de los asentamientos israelíes o de los refugiados palestinos; que Intereconomía TV no me quiera confundir con la proyección del exterminio judío llevado a cabo por los nazi, ni con el diario de Ana Frank; que no me hagan una disertación sobre los derechos de los estados judío y árabe, y menos que pretendan hacerme creer que el derecho de Israel a la autodefensa justifica este genocidio infernal, porque, además de absurdo es indecente.
Todos sabemos de la ruptura unilateral de la tregua por parte de Hamás, sabemos de sus continuos ataques con cohetes y morteros artesanales contra el territorio meridional israelí. Pero todos sabemos, también, aunque muchos no quieran reconocerlo, que lo que ha desencadenado el ataque es la proximidad de la campaña electoral. Solamente eso.
¿Cómo es posible, me pregunto, que se pueda aplaudir y justificar esta actuación tan desproporcionada que Israel está llevando a cabo? Ha violado el derecho internacional humanitario, bloqueado el paso de alimentos y medicinas a la Franja de Gaza; ha atacado a dos escuelas donde se refugiaban civiles; la situación sanitaria es catastrófica, y el número de muertos sobrepasa ya los 700, y hay varios miles de heridos. Y la impunidad de Israel no se cuestiona. Y sigue matando, cometiendo el más atroz de los crímenes. No entiendo absolutamente nada. Se está violando la legalidad internacional, los términos de la Convención de Ginebra y las mínimas normas de humanidad, y esto parece que no tiene consecuencias.
Sí, efectivamente, hay una unanimidad internacional sin precedente que pide el fin de esta masacre contra civiles inocentes. Pero ¿por qué tengo la sensación de que la Comunidad Internacional está pasando de puntilla? EE UU, hasta ahora, se limita simplemente a una mueca compasiva, mientras la ONU sólo susurra el alto al fuego. ¿Por qué se está reaccionando tan indolentemente ante esta matanza? ¿Acaso tiene lógica que el primer ministro israelí Ehud Olmert haya esperado tanto para ordenar la apertura de un corredor humanitario que permita la ayuda a Gaza?
Me pregunto, ¿de que forma se hubiese desarrollado este conflicto si esos cadáveres de niños, en vez de palestinos fuesen estadounidenses? ¿Criticaríamos de igual manera que enviaran ese tipo de imágenes para impactar al mundo?
Antonio Sánchez-Gijón en su artículo “Sobre la legalidad del asedio a Garza” de Libertad Digital, dilucida sobre el derecho de guerra, y para ello resalta lo que dijo, entre otros, Francisco de Victoria, obispo de Tucumán, fallecido en 1592: «en algunos casos puede ser lícito matar a sabiendas a los inocentes”. O el jesuita Luís de Molina, fallecido en 1600, que dijo: «Accidentalmente, y con intención de matar a los culpables, será lícito matar incluso conscientemente a los inocentes». Así mismo, Grocio, fallecido en 1645 afirmaba “que cuando se declara la guerra a alguno, a la vez se declara a los hombres de aquel pueblo, por lo que se puede matar impunemente a las mujeres y a los niños”.
¿Es de lógica que se quiera defender y justificar la ofensiva de Israel, aludiendo a unas personas que existieron en época tan distinta? ¿Es que no hemos avanzado nada desde entonces?
Maite García Romero
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