Qué penoso es cuando uno pierde el respeto hacia los demás, porque desde ese momento se lo está perdiendo a si mismo y a su entorno.
Pérdidas de respeto. Son tantas… y lo normal es que sean debidas a la falta de control de uno mismo.
Cuando perdemos el control en una conversación o nos encerramos en que nosotros tenemos la razón, pasamos a no escuchar y enseguida salta la falta de respeto y el ataque hacia la persona y sus presuntas debilidades, haciendo de la conversación un espectáculo de descalificaciones.
De lo que yo me admiro es que hoy en día esto está presente constantemente en nuestra cultura: en la televisión, revistas, escritos y un muy largo etc. y a la gente le encanta, pues las televisiones tienen grandes audiencias con ello.
A menudo, una herida interna mal curada nos tiene en un constante estado de defensa, volviéndonos personas viscerales que no admitimos ningún tipo de crítica, pues siempre tenemos la razón.
Lo peor es que cuando se quedan sin argumentos acuden a la herida abierta, victimizándose o hiriendo a los demás, sin darse cuenta que todos somos seres humanos con nuestras cosas, mas o menos pesadas, inmedibles, pues el dolor o la pena o la misma alegría no son igual para todos.
Por esa razón una falta de respeto buscando herir es un golpe bajo que no se merece nadie.
Existe la falta de respeto o mala educación, pero creo que se entroncan en lo mismo: las personas que solo se ven ellos mismos. Es lo de siempre, no querer escuchar. La famosa asertividad.
Alguno al que no le sea de su agrado y lea esto, desde la primera línea cargará las pistolas para contestar con todo el daño que pueda , porque estará cegado por sus sentimientos hacia mí.