Al ser preguntada Giosue Cozzaelli, miss Panamá, que quién era Confucio, ésta, haciendo gala de sus “bastos” conocimientos y “basta” cultura, respondió que Confucio fue el que inventó la confusión.
[youtube]http://www.youtube.com/watch?v=DdgMrYhdCzw[/youtube]Evidentemente no acertó la miss panameña, pero ello tiene su explicación: la tan criticada miss no había oído hablar nunca de María Dolores de Cospedal, de Soraya Sáenz de Santamaría, de Esteban González Pons, de Federico Trillo, ni tampoco de Cristóbal Montoro.
Si hubiera tenido conocimiento de que existían estas personas, podría haber quedado muy bien ante medio mundo con haber dicho que se había equivocado, que el que inventó la confusión pudo ser cualquiera de estos portavoces del Partido Popular.
Fue Harry S. Truman, el que fuera presidente de los EEUU, quien dijo aquella frase de: “Si no puedes convencerlos, confúndelos”, pero no me cabe la menor duda de que en el Partido Popular se la tienen bien aprendida.
Creo que a usted, querido lector, no se la habrá escapado el haberse dado cuenta que desde el pasado 20 de noviembre, en el PP, no han vuelto a soltar una sola palabra pidiendo que se investigue a fondo el que fuera “caso Faisán”, digo “el que fuera” porque desde la fecha antes citada parece que ha dejado de serlo.
El “caso Faisán” ya no existe, si es que algún hubo tal caso. Esto nos da la medida de que para el PP en política “todo vale”, organizaron, mejor dicho se inventaron, un “caso” para confundir a la gente y sacar un rédito partidista y electoral. Montaron un número circense y se “chotearon” de los españoles y de los jueces, lo malo es que estos últimos picaron en anzuelo y contribuyeron a crear un estado de confusión nacido de la mentira.
Creo que ahora es el turno de la Justicia y es esta la que debe pedir cuentas al Partido Popular y requerirle que aporta las pruebas en que fundamentaron su denuncia. No se puede hacer un uso de la justicia tan frívolo como falto de rigor, situaciones como esta son las que contribuyen a que el estamento judicial pierda imagen y confianza ante los ciudadanos y por tanto lo que se corresponde es poner las cosas en su justo lugar y aplicar a quien corresponda el correctivo que proceda a fin de que se tenga más cuidado y sobre todo más respeto, a la hora de utilizar el arbitrio de los jueces. Malo es que un partido, el PP, que ahora va a gobernar en España disponiendo de una mayoría apabullante, haga este mal uso, buscando el beneficio propio, de todo lo relacionado con la justicia.