Nuevamente, la perniciosa influencia del asesor Arriola y algún otro, repercute negativamente en el Partido Popular, manifestada en esta ocasión a través de los nefastos resultados obtenidos por el citado Partido en el último barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), concretamente en dos aspectos altamente significativos: Intención de Voto y Valoración de Líderes. En el primer caso el PP descendió 12,5 puntos (comparativamente con noviembre del 2011) y en cuanto a liderazgo, Rajoy ocupa el puesto 12 entre los 14 calificados, con una puntuación del 2,22. Peor imposible.
Tras la obtención de una aplastante mayoría absoluta en las últimas elecciones generales, el sondeo de opinión está reflejando que tal victoria no obedeció a méritos propios, sino a la desastrosa gestión realizada por Zapatero (PSOE) en su última legislatura. Transcurridos algo más de dos años desde que Rajoy accedió a la Presidencia del Gobierno, la pérdida de credibilidad ciudadana es continua, obedeciendo a diversos motivos entre los que cabría destacar: prácticamente nula creación de empleo, incumplimiento del programa electoral y todo ello sumado a un incremento de impuestos insufriblemente confiscatorio.
Una de las carencias más negativas del equipo de Rajoy es ignorar lo que ocurre en la calle y como viven y piensan los ciudadanos. Se limitan a escuchar la información sesgada que les proporcionan sus subordinados, que a su vez delegan en terceros y así sucesivamente. Los componentes de esta desdichada cadena, viven perfectamente instalados en sus respectivos cargos sustanciosamente remunerados, siendo incapaces de explicar a sus superiores las penalidades que están soportando esos seis millones de parados, cuyas neveras solo contienen gélida miseria. Muchos de ellos, padres de familia, lloran ocultando su vergÁ¼enza por la incapacidad de no poder alimentar a los suyos, algo que tristemente volverá a repetirse mañana y pasado mañana, porque sus hijos, dada su corta edad, son incapaces de entender la injusticia humana y menos aún, a esa colección de cínicos engañadores que se jactan de los magníficos datos macroeconómicos conseguidos y haber superado la recesión, pero totalmente inútiles para proporcionar trabajo a esos miles de familias españolas con todos sus miembros en el paro.
Existe otro aspecto que no recoge la encuesta del CIS pero si merece ser comentado, consistente en que los populares están prometiendo mucho pero los resultados no llegan, Nuestros jóvenes se esfuerzan, terminan sus carreras y todo el premio que reciben es el consejo de que traten de encontrar una ocupación en el extranjero. El Gobierno sigue con el mantra de «la herencia recibida» y actúa como les da la gana, en parte por gozar de una mayoría absoluta que se lo permite, pero sin olvidar que la oposición realizada por los socialistas con su Secretario General a la cabeza, Pérez Rubalcaba, es pobrísima, carente de argumentos sólidos y empeñados en sacar permanentemente la gente a la calle por cualquier motivo, que en ocasiones acaba con violencia e intervención policial, lo cual, tal como ocurre en Madrid con miles de manifestaciones al año, está generando todo lo contrario de lo que pretenden y no solo contra los que cortan el tráfico o destrozan mobiliario urbano, sino repudiando a los que lo fomentan.
Son demasiados los socialistas que opinan que Rubalcaba está totalmente amortizado y debería abandonar la política activa, si bien este político desdeña e ignora tal opinión, empeñado que algún día tiene que llegar su oportunidad de acceder a la Presidencia del Gobierno. Otros lo soportan por pena y entender que entre los que aspiran a sucederle no reúnen la categoría suficiente para ocupar un puesto de tal envergadura y no les falta razón y, finalmente ese grupo de iluminados que apoyan a la Presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, milagrosa y ex catequista andaluza, a la que pronto veremos viajando a EE.UU. para aconsejar a Barak Obama sobre temas de delicada política internacional. Incomprensible el nombramiento de esta señora, cortita de educación y sobrada de soberbia.
Internamente, el PP tiene bastante revuelto el patio. Los barones, origen de todas las rencillas históricamente desde la época de UCD, algunos de ellos están saliendo más respondones de lo esperado enfrentándose a los ministros y tomando decisiones contrarias a las consignas del Gobierno. En el fondo se sienten reyes de sus Taifas y les puede el deseo de reconocimiento. La manipuladora Secretaria General, Cospedal García, intenta poner orden pero no lo logra.
Recientemente, el presidente del Gobierno dio serias instrucciones a ministros y cargos importantes del partido, en torno a que en todas las manifestaciones públicas solo se limitaran a destacar la eficacia de las reformas emprendidas, origen y causa de la recuperación económica, pero al parecer sus órdenes no han tenido eco suficiente. Coincidiendo con estas complicaciones comenzaron los rumores sobre la creación de un nuevo partido por parte de miembros del PP, concretamente Ortega Lara y Abascal, a los que unos días más tarde se sumó Vidal-Quadras. A pesar de que en Génova indican no estar preocupado, destacados dirigentes manifiestan que ha sentado muy mal, algo perfectamente comprensible por coincidir con otros abandonos como el del exministro Mayor Oreja, negándose a ser cabeza de lista para las elecciones europeas.
Motivado por el deprimente estado del PP y PSOE, las formaciones políticas con menor número de votantes, tal como es el caso de UPyD e IU, continúan incrementando el numero de afiliados, con el lógico descontento de los partidos mayoritarios. En breve plazo habrá que analizar que repercusión inicial pueden representar la incorporación de formaciones como Ciudadanos y VOX.
En cuanto a la valoración de los políticos. Rosa Díez de UPyD sigue siendo la mejor considerada con diferencia (4,15), a notable distancia de Mariano Rajoy (2,22). El presidente del Gobierno, como buen opositor (es registrador de la propiedad) posee una gran memoria, capacidad retentiva y mucho oficio, cualidades encomiables, pero su total carencia de liderazgo le pierde ante una ciudadanía instalada totalmente en el desencanto y el pesimismo, sin las más mínimas expectativas y con un horizonte totalmente distinto al presentado por los polítcos en general.
Mire don Mariano: cosechar aplausos de sus militantes, perfectamente seleccionados, adiestrados y controlados no sabemos para qué sirve, con independencia de la parte de halago personal que puedan proporcionar. Para los españoles, este tipo de convenciones, reuniones o como le quieran llamar nada aportan ni solucionan. Abandonan el recinto con las manos doloridas de tanto ovacionar a los oradores, encantados de haberse conocido y ahí termina todo, hueros de ideas, iniciativas y soluciones. Una estúpida pérdida de tiempo y dinero soportando a engreídos e ignorando cual ha sido la utilidad de la desdichada convención. Como positivo, la oportunidad de saludar a los amigos y preguntarle a los responsables de la confección de las «cerradísimas listas electorales», eso de.. ¡Fulano!.. ¿Cómo va lo mío?