Los efectos colaterales de los actuales “recortes neoliberales” han infectado la herida colectiva de las angustias civiles. Hoy más que ayer, la “pandemia del desempleo” como ha sido etiquetada por la prensa internacional, sacude por encima de los colores a una España inmersa en ruidos de sables electorales y escéptica ante la lenta agonía de su clase trabajadora.
La paradoja entre los mensajes utópicos de las “élites tóxicas” del poder y la realidad trágica de cuatro millones de vidas amargadas por llegar a final de mes, ponen en evidencia la percepción ciudadana del “vaso medio vacío del CIS” en contraste con las marchitadas hojas de aquellos “brotes verdes” de antaño, vislumbrados desde el falso espejismo de la ingenuidad.
La lógica interpretativa del peor mes de septiembre en 15 años, destaca por la finalización de los contratos surgidos de la eventualidad estacional del verano y el incremento de las “víctimas de paro cualificado“, emergidas por los recortes en pupitres y camillas auspiciados por el filo azul de las “tijeras marianistas”.
La “americanización de España” como se conoce en el registro coloquial a esta involución jurídica del Estado de lo Social, siembra el caldo de cultivo para la agonía económica del millones de “mileuristas” que bajo una adscripción cómoda a la clase media descienden de forma precipitada hacia los preámbulos de la clase baja.
Entre los síntomas de este empobrecimiento paulatino de la “clase trabajadora”, cabe destacar, entre otros los siguientes:
– Descenso acusado de las ventas de automóviles y envejecimiento drástico del parque automovilístico español.
– Incremento de las ventas en cadenas de alimentación de productos de marcas blancas en detrimento de la apuesta por la marca.
– Estancamiento crónico de la demanda de vivienda residencial y parálisis del mercado de alquiler en contraste con el aumento gradual de viviendas compartidas.
– Incremento de familias sin ingresos por el agotamiento de su protección social por desempleo.
– Supresión del bono-libro y recorte de becas en varias comunidades azules, deja a miles de estudiantes primarios y secundarios, sin la ayuda correspondiente para sus estudios.
– Los recortes en sanidad auspiciados por Cataluyna debilita la calidad del servicio público y aumenta la distancia social con aquellos que disponen de los recursos para pagarse sus servicios médicos.
– Los recortes en profesores abre la brecha entre las élites de la “privada” y el conformismo forzoso de los menos acomodados.
Los pronósticos recesivos para el próximo 2012, según el banco de inversión Goldman Sachs, junto con la austeridad extrema del gasto realizada por los “probables ganadores del 20-n”; siembran las bases del empobrecimiento acusado de la clase media. Hoy más que ayer, estamos a punto de codearnos con la cultura del extremo. Ya estamos más cerca del modelo americano. Las privatizaciones, el copago sanitario, los recortes sanitarios y educativos, la posible factura del bachillerato, el replanteamiento de la prestación de desempleo, en palabras de Cospedal, y otras medidas de corte neoliberal serán el camino de Rajoy y los suyos que nos elevará a la modernidad, eso sí, siempre bajo el argumento cómodo de la “herencia socialista” y del calado discurso de “la culpa fue de ZP”.
La defensa exacerbada de los recortes autonómicos, por las filas populares, y el aumento del desempleo como consecuencia de los mismos, pone al descubierto la “mentira desnuda” de aquellos que inmersos en la crítica destructiva y cegados por la Moncloa; no son conscientes de los preámbulos de pobreza que están causando sus medidas.