La realidad, es que las oligarquías en Venezuela han usurpado el poder del pueblo. Eso no quiere decir el pueblo en el poder.
La oligarquía económica ha sabido manosear el ego de la oligarquía política que a su vez muy hábilmente ha manipulado la “inocente” falta de educación del pueblo, para hacerse del poder y abrasar los dineros públicos.
Así fue durante los 40 años de democracia, no queramos ponernos una venda en los ojos, ni tapar el sol con un dedo. Y aunque este régimen haya gastado, y siga haciéndolo, miles de millones de dólares en propaganda comunista en contra del capitalismo y la democracia, el pueblo vivió en sus barrios, con empleos, estudios, servicios de salud y seguridad, en unos índices básicos pero sostenibles y soportables.
Absolutamente incongruente es la idiosincrasia vernácula, y no hablemos de cualquier país del mundo pensante de primer, segundo, tercero o cuarto mundo en lo económico, o en lo educativo, o en social, simplemente un pueblo con “dos dedos de frente”, al escuchar un slogan de campaña política como “con hambre y sin empleo con chavez me resteo” le hubieran cerrado la puerta dejando fuera a chavez, a sus ideólogos y a la basura que tienen en mente.
Somos muchos los que adversamos políticamente a este aberrado sistema político llamado “chavismo”, burda mezcla de interés con odio, aderezado con falta de memoria inmediata y cojones, y bañado finamente con muchísimo dinero, porque esta “revolución” sin todo el dinero de pdvsa, no hubiera durado tres meses; así pues, también son muchos los que “adversándolo” amasan fortunas haciendo el doble juego, y otros tantos que ya en la propia miseria humana creyendo serán rescatados de la estupidez hereditaria siguen cual borregos las dadivas llamadas misiones para sobrevivir sin trabajar. Ya hasta creo como dijera el filósofo Joseph de Maistre “cada nación tiene el gobierno que se merece”, después de doce años viendo el país desaparecer, para convertirse en un marasmo de adicciones y crimen, donde políticos venden su piel por parcelas de poder, donde el gobierno criminaliza la disidencia, donde la mentira se atrinchera tras leyes sumisas, donde las instituciones públicas están al servicio de intereses ocultos y no del pueblo, donde militares se subordinan mansamente obedeciendo órdenes de mandos extranjeros, sigan estos personajes de comiquitas bizarras rigiendo los destinos de esta nación.
Ya lo dije antes, debemos derrotar la ignorancia, el fanatismo y la ambición, que visiblemente mantienen al régimen en un estado de esclavitud moral y que no les permite salir de ese nivel de inferioridad en donde sepultan al país, sin medir ni importar consecuencias.
Venezuela es rescatable, pero no solo está “prohibido olvidar”, está “prohibido renunciar a la libertad”.
Arq. Víctor Juan Mión Pivetta
@Mionvi
04.01.2011