Bienestar
Dicen que curarse arranca de tomar conciencia de que uno está enfermo. Pero a veces le damos tanta importancia a la enfermedad, que se convierte en protagonista de nuestra vida. Esto en el terreno psicológico es bastante delicado. Hay casos incluso de gente que no estando loca se ha vuelto loca de tanto oírlo. Recuerdo a un compañero de clase al que sus padres, obsesionados con que debía ser un superdotado, le repetían una y otra vez que era un inútil. Lejos de mejorar, acabó convirtiéndose en lo que le gritaban a los oídos.
La psicología a veces también ha hecho daño centrándose en la negatividad. En 1998, Martin Seligman (presidente ese año de la Asociación Americana de Psicología) pone los fundamentos de la psicología positiva, una nueva rama que revolucionará los mismos pilares de estos conocimientos y cuyo objetivo será estudiar científicamente el funcionamiento óptimo del ser humano. Hasta ese momento la psicología se había pasado 100 años estudiando “por qué funcionamos mal y cómo arreglarlo” y es a partir de 1998 cuando comienza una corriente que se dedicará a estudiar “por qué estamos bien y cómo promoverlo”.
Desde entonces varios de los psicólogos mas prestigiosos del mundo se han dedicado a estudiar de manera minuciosa todas aquellas fortalezas, virtudes, talentos y actitudes que mejoran nuestro rendimiento, aumentan nuestra felicidad o nos hacen más fuertes ante las circunstancias de la vida.
Si en vez de lamentarnos mirándonos el ombligo sobre lo que nos falta o de destruirnos con pensamientos negativos, nos ponemos a construir lo que sea, nos curaremos de la mejor forma, indirectamente. Mejor que tapar agujero es poner ladrillos, pues el más puede al menos. Ya que el cielo que rodea y sostiene a la tierra se abreva en la inmensidad.
Pedro Miguel Lamet
Periodista y escritor