No es de extrañar que este Gobierno no de pie con bola, no hay más que ver la irreflexivo y lo alocado y temerario que es su presidente y su falta de tacto a la hora de apoyar a alguno de sus colaboradores o miembros de su partido.
Todos tenemos frescas en la memoria aquellas lisonjas que en su día dedicó al expresidente de la Generalitat Valenciana, Francesc Camps, diciendo aquello de que a él le gustaría gobernar como lo estaba haciendo Camps en la Comunidad Valenciana, añadiendo aquello de: “Yo siempre estaré, detrás, delante o al lado de ti”. Menos mal que, por fortuna para él, no estuvo sentado en el banquillo ni detrás ni al lado ni delante, delante de Camps sólo estuvo el juez, en un juicio cuyo resultado ha dejado bastante confusos y disconformes a muchos valencianos y españoles. Y no digamos la espantosa ruina económica en que Camps ha dejado a la Comunidad Valenciana, a los valencianos.
Lo mismo dijo de Jaume Matas, cuando este era presidente del Gobierno balear. “Yo quisiera gobernar lo mismo que lo hace Jaume Matas”. Pues ahí tenemos una prueba más del “buen ojo” que tiene Mariano Rajoy, para tomar como paradigma a determinados individuos. La verdad es que anda mal de la vista en lo que se refiere a admirar o emular a algunos. Capítulo aparte merece el apoyo que en su día dio a Bárcenas del cual dijo que era una persona intachable y honesta. Sin comentarios. Lo cierto es que Mariano Rajoy, anda bastante desnortado hasta el punto de que no me extrañaría que para moverse por los pasillos de La Moncloa usase un GPS para no andar perdido por ellos.
La última acción de apoyo que ha protagonizado ha sido la de acompañar al ministro de Educación o de lo que sea, José Ignacio Wert, a la presentación de un libro después de la última “cantada” del ministro con lo del recorte de las becas Erasmus que concede la Unión Europea. Vamos, que está claro que Rajoy no acierta una. Uno, Camps, tuvo que dimitir. Otro, Matas, está a las puertas de la cárcel y otro, Wert, está en vía de dimisión voluntaria, si no quiere poner en grave riesgo su dignidad política y cuasi personal. Y creo que no hace falta decir donde “habita” Bárcenas en la actualidad. Cuidado, don Mariano, fíjese usted bien por donde anda. Máxime cuando ya se ha dado usted más de un batacazo.