EL CRISOL – Pascual Mogica Costa
A la hora de escribir este comentario no se ha adoptado por parte de la USCA, el sindicato que aglutina a los controladores aéreos, la decisión de ir a la huelga, aunque visto como están las cosas irán a la huelga sin duda alguna.
Ante esta desagradable y un tanto irracional posible, segura, huelga, creo que el Gobierno debe tomar medidas al respecto y no en el sentido de ceder a las pretensiones de los controladores, que bastantes privilegios tienen ya, a lo mejor les parece poco un trabajo estable y un sueldo de “lujo”, en honor a la verdad he de decir que a mis años, que ya son muchos, no le he oído decir a nadie aquello de: “ya tengo suficiente” en cambio el estribillo de esa antigua canción que dice “todos queremos más y más y más y mucho más” si que pervive en la memoria de algunos. Tengo bien claro que a los controladores aéreos les asiste el derecho a la huelga, pero ese derecho no va más allá, no debe ir, ni faculta a nadie para causar graves perjuicios económicos que no repercuten solamente en la empresa privada sino en la economía del país que no está precisamente para echar cohetes, y no digamos de los graves perjuicios que se causa a todos aquellos que por diversos motivos no tienen más remedio que utilizar el transporte aéreo. En mi opinión y al igual que se tiene el derecho a la huelga se tiene el derecho a opinar libremente, el Gobierno no debe ceder ante, lo que en mi opinión, repito, es más una especie de chantaje que otra cosa y debe de proceder ¡ya! a ubicar a los controladores militares al frente del control del tráfico aéreo civil y los de la USCA que estén de huelga el tiempo que les dé la gana. ¿Quieren huelga? pues que les dure y que la disfruten. ¿Dicen que están cansados, agotados, estresados? pues que hagan una larga huelga a ver si así se reponen. Aunque cuando cobraban las horas extras al triple del precio de la hora normal, no sentían, por lo visto, fatiga, cansancio, estrés, agotamiento, al menos no iban tanto al médico para solicitar la baja por estas circunstancias, u otras como han hecho estas últimas semanas.
Ya está bien. El Gobierno debe acabar, no cediendo, de una vez por todas con esta especie de amedrentamiento cíclico que están poniendo en práctica quienes no tienen muchos motivos laborales para quejarse. Otros están mucho peor que ellos, no ya cobrando salarios incomparables sino sin trabajo y en miles de casos sin ningún tipo de ayuda del Estado.