Karma

¿Qué energías prefiere usted?

HANS 003

Parece que la energía en general  se está convirtiendo paulatinamente en un bien escaso, excepto la energía solar y su fuente: la energía universal, que es espiritual, ya que no es material.

A nivel material, y por la especulación, la falta de conciencia colectiva y  mala administración de los recursos naturales, la fuente de energía que son los alimentos no solo  no llegan a la mesa de  mil millones de  personas  sino que  este número crece y además  lo que comemos está  cada vez más contaminado, porque hemos conseguido convertir la Tierra en un gran basurero del que todos pretendemos alimentarnos y además tener salud y fuerza vital.

El agua, tan esencial como portadora de  vida,- además de  estar contaminada por tanto vertido  insano de todo tipo  que acaba  por penetrar en los acuíferos- es cada vez más escasa debido al cambio climático. Ante esto,  la llamada comunidad científica ya ha dado la voz de alarma insistentemente y por ello existen presiones aquí y allá de los poderes de siempre  para privatizar lo que es un bien libre y convertirlo, una vez más, en un negocio para ricos. Un negocio prometedor si se salen con la suya,  porque  la demanda no cesa de crecer paralelamente al crecimiento demográfico, a lo que se añade el crecimiento descontrolado de la ganadería extensiva (unos mil quinientos millones de cabezas de ganado) que consumen ingentes cantidades del vital elemento.

Por otro lado, los hidrocarburos, -en cuya explotación se ha basado el progreso de esta civilización- se están agotando, y dentro de un tiempo no muy lejano, se habrán secado los pozos al igual que los acuíferos. Entre tanto, los gobiernos- en manos de las multinacionales de hidrocarburos-  no cesan de obstaculizar el desarrollo de energías limpias. Después de ellos, piensan, el Diluvio.

No podemos olvidarnos que la energía atómica, otra fuente de sostén de esta desordenada civilización, es altamente peligrosa y contaminante- como lo estamos viendo y la humanidad no puede asumir a largo plazo el riesgo de esa espada de Damocles sobre las cabezas de todos.

Esta situación viene a reforzar el  escenario apocalíptico en el que ya nos encontramos debido a las consecuencias directas e indirectas del cambio climático y a la creciente inestabilidad del Planeta, que se revuelve cada vez más contra tanto veneno vertido sobre él mientras se ha constatado hasta  por los científicos  un cambio de polaridad magnética que se producirá dentro de tres meses en el Sol- como anuncia la NASA-  y que llegado el  momento sucederá igualmente  en nuestro Planeta como ya ha sucedido en otras ocasiones:  el Polo Norte magnético se convertirá un día en el Polo Sur, movimiento que  ya está empezando a suceder mientras va aumentando el deshielo polar debido– como han señalado científicos rusos- a un aumento de la temperatura interna de la Tierra, que de seguir al ritmo actual  puede llegar a modificar su aspecto abriéndose como una naranja  y produciendo cada vez más volcanes y terremotos, con las consecuencias que todo eso tiene sobre la humanidad.

En este contexto, no podemos esperar que venga ningún poder de este mundo,  ningún gobierno, ninguna rama de la ciencia,  ni Iglesia alguna a poner fin a los dramas que sin duda se avecinan en un tiempo más próximo que lejano. (No se pretende aquí asustar a nadie, sino mostrar  hechos comprobados y advertencias procedentes tanto de la Ciencia como del mundo espiritual (recordemos, entre otros anuncios, el Apocalipsis de Juan, y especialmente el mensaje del Padre en Febrero de 2001, donde anunció: “El Apocalipsis mundial ha comenzado”).

La  demanda de energía material que precisamos para poder soportar lo que se nos viene encima, va a ser cada vez más  acuciante en nuestras vidas. La televisión- voz de su amo-  no cesa de anunciar productos que supuestamente proporcionan energía, pero que en realidad lo que hacen es espolear el sistema nervioso como cuando un jinete espolea un caballo. Tal es la cafeína y parecidas. No se añade energía a la que se posee, que no es otra que la energía vital. Pero ¿De dónde procede la energía vital, que en última instancia es la que nos mantiene? No solo de los alimentos, el sol, la naturaleza  y el agua, sino también realizando nuestras oraciones desinteresadas, estando a favor del prójimo, la naturaleza y el mundo animal, pues  cada uno  de estos elementos posee un componente sutil, algo que no puede ser fabricado por el ser humano.

Pensemos, por ejemplo, en algo material: Se puede clonar un animal, pero el resultado es un animal sin la energía de un  pariente libre en la Naturaleza, como se demostró en el caso de la enfermiza oveja Dolly, muerta prematuramente, y con problemas en el sistema nervioso. Se puede crear una chuleta artificial a partir de las células madre de una vaca muerta, pero ¿cómo puede esperarse que la carne de un animal muerto o un  alimento procedente de un cadáver  pueda contener energía vital? Sin embargo, la Naturaleza la regala, pues es una transmisora de la energía universal, la fuerza que procede de Dios, fuente omnipresente de la vida, la corriente vital en todo cuanto existe.

Cada uno de los seres humanos somos alimentados de dos maneras por Dios: indirectamente a través de los recursos de la naturaleza en los que está presente la fuerza vital que sostiene nuestro cuerpo celular, – y directamente a través de la energía  espiritual sutil que llega a nuestra alma y la sostiene en el cuerpo material hasta que llega el momento de abandonar este mundo. Pero ¿por qué no la recibimos todos por igual a pesar de que Dios emite Su energía  a todos por igual?

A este respecto, dice Gabrielle de WÁ¼rzburg (*) lo siguiente:” Si no vivimos alerta y conscientes dentro del día y dentro de los sucesos del día, sino “fuera” – en el pasado o en el futuro- , desperdiciamos nuestra vida y perdemos cada vez más energía corporal. Nos fluye entonces tanta fuerza de Dios cuanta sea necesaria para mantener vivo el cuerpo. Todas las otras- es decir, todas las demás energías- las tomamos por eso o bien de nuestros semejantes, que atamos como esclavos a nosotros haciéndolos dóciles y llevándolos así a hacer nuestra voluntad, o las buscamos a través de adiciones como gula, alcoholismo, o sexualidad extrema. Estas energías adicionales, sin embargo, no son puras, sino energías degradadas  que solo aparentemente reponen la falta de energía.

Cada adicción indica una manifestación carencial en el ámbito del alma. Ya que el alma y el ser humano tienen demasiada escasez de energía vital, la buscan a través de las adicciones. Habiendo una carencia de energía tal, tanto el alma como el ser humano se estancan en su desarrollo espiritual”. (Fin de la cita)

Todos sabemos que en la Naturaleza nada está quieto, y el estancamiento es una situación provisional a partir de la cual se sigue avanzado o se retrocede. Equivale a una crisis. Pero una crisis es una situación insostenible, pues  antes o después se avanza o se retrocede, según cada uno la gestione. Y esto es igualmente válido para cualquier aspecto de la vida, y lo mismo para la gestión de los propios pensamientos, sentimientos, palabras y actos que nos llevarán a superar  nuestras crisis ganando o energía o, por el contrario, a sucumbir perdiendo energía como la pierde cualquiera que actúa contra las leyes de la vida, las leyes de Dios. Por lo tanto, la energía que recibimos depende de nosotros, tanto en cantidad como en cualidad, pues Dios da y da incesantemente solo lo bueno.

Sobre el Autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.